A través de la novela gráfica
Judge Death publicada por Titan, la saga de los Jueces Oscuros era de largo el recopilatorio
más vendido de Judge Dredd en 1985. Pues bien, con el serial de Judge Anderson
en mente, Steve McManus pensó hacer del regreso de los Jueces Oscuros un
acontecimiento especial con el objetivo de promocionar el lanzamiento de una
nueva revista de periodicidad quincenal y de nombre Judge Dredd Fortnightly, revista que iba a
estar centrada únicamente en el universo de Dredd, es decir, lo mismo que unos
años más tarde acabaría siendo el Judge Dredd Megazine. En aquella época, sin
embargo, el proyecto se consideró aún demasiado prematuro por parte de IPC y
acabó siendo aparcado.
En el momento en que se
decidió su cancelación, John Wagner y Alan Grant tenían ya preparados los
guiones de las historias que iban a aparecer en aquella nueva revista quincenal,
entre ellos el de la historia que acabaría siendo denominada Cuatro Jueces Oscuros. Al cancelarse el proyecto, la historia acabó apareciendo directamente en las
páginas del 2000AD. El resultado fue que la tradicional saga veraniega del
2000AD de aquel año 1985 no estuvo protagonizada por el Juez Dredd, sino por la
Juez Anderson, apareciendo en solitario por primera vez bajo su propia cabecera
de Anderson Psi Division y trayendo además consigo el regreso de los Jueces
Oscuros a Mega-City Uno.
Como sus propios
protagonistas indicaban, Four Dark Judges era claramente una secuela de Judge
Death Lives, aunque con la ausencia de Dredd. O por ser más precisos, Dredd sí que aparecía en la
historia, pero lo hacía de una manera puramente testimonial para que su presencia no
menoscabase el protagonismo de la Juez Psíquica.
La saga se publicó durante los meses de Mayo a Julio, comprendiendo los doce episodios que aparecieron en los Progs. 416 a 427 y abarcando 62 páginas. Personalmente, no sabría contar las veces que me han preguntado si se ha llegado a publicar aquí. Teóricamente, en su momento, hubiera debido publicarla Zinco, no MC, puesto que se corresponde con la época en que la Serie Eagle aparecía en los USA. Pero Zinco cerró Judge Dredd en su nº 16, así que ni siquiera llegó a hacer una edición del 2000AD Monthly, que fue donde apareció.
Como se puede deducir a
simple vista, la idea era seguir la estela gráfica marcada por Brian Bolland en
Judge Death y Judge Death Lives. Con esa intención en mente, el dibujante
elegido fue Brett Ewins, quien intentó darle a la historia el mismo estilo
claro y detallado que había llevado a cabo Bolland, una tarea que en sí misma
era prácticamente imposible, puesto que en esta ocasión se trataba de más de
diez episodios, y además no eran quincenales como inicialmente estaba previsto,
sino semanales. Como el propio Ewins comentó en el Megazine un poco antes de su
fallecimiento, llegó un momento en que se vio sobrepasado por el detalle de los
montones y montones de líneas que le requería tomar como modelo a Bolland,
llegando al punto de caer casi enfermo a causa del agotamiento.
A pesar de todo, Brett Ewins (1-7) logró
completar los siete primeros episodios de la saga. A partir del octavo fue
reemplazado por Cliff Robinson (8-10 y 12), ya en aquel entonces un más que reconocible seguidor
de Bolland y que hoy en día puede ser considerado como su discípulo más
aventajado (exagerada lentitud incluida). Robinson llevó a cabo el resto de los
episodios de la saga, excepto el penúltimo, que tuvo que correr a cargo del
propio director artístico del 2000AD, Robin Smith (11), ante la imposibilidad que
también supuso para el joven Robinson el poder cumplir puntualmente la cadencia
semanal.
Situada a mediados del año 2107,
la historia comenzaba con Anderson despertando de una pesadilla en la que
aparecía el Juez Muerte advirtiéndola de su regreso. Dudando sobre si aquel
sueño era algún residuo psíquico que aún persistía en su subconsciente,
Anderson comenzaba su turno siendo requerida para incorporarse a la
investigación de un secuestro infantil. Uno de los secuestradores había acabado
muerto y las habilidades psíquicas de Anderson eran necesarias para indagar en
la mente del fallecido.
El rastro conducía a los Jueces hasta los sótanos del bloque Wilson Tucker, donde los secuestradores acababan siendo eliminados y se recuperaba al pequeño. Sin embargo, durante los momentos finales del secuestro, Anderson volvía a divisar al espíritu de Muerte. Y esta vez no se trataba de ningún sueño. Decidiendo seguir a la fantasmal aparición hasta los subsótanos del bloque, el espectro se plantaba ante ella y le hacía presenciar el asesinato de un ciudadano que aseguraba haber llevado a cabo ya, desvaneciéndose a continuación ante sus ojos.
Reconociendo a la víctima como uno de los vid-jockeys más populares de la megaciudad, Anderson
decidía investigar lo que estaba sucediendo. Tras comprobar que la estrella
efectivamente acababa de morir, el examen de la telépata confirmaba la
intervención del Juez Muerte en el asesinato, lo que le llevaba a utilizar sin autorización el
aparato de salto interdimensional confiscado a los Jueces Oscuros cuatro años
atrás y regresar a Deadworld para averiguar lo que estaba ocurriendo.
Todo resultaba ser una
trampa. De los restos de sus cadáveres surgían los espíritus de los Jueces
Oscuros y poseían a Anderson, llevándola a la cripta en la que yacían las
momias de los fallecidos Jueces de Deadworld y obligándole a utilizarlas para
proporcionarles una nueva forma física. Dándola por muerta, los resucitados
Jueces Oscuros utilizaban a continuación sus propios dispositivos
interdimensionales para regresar a Mega-City Uno con el objetivo de completar
la tarea interrumpida cuatro años atrás.
Su regreso tenía lugar en el
bloque Ronald Reagan. El pánico y el número de cadáveres que dejaban a su paso,
alertaban a los Jueces de lo que estaba sucediendo. Intentando averiguar cómo
habían vuelto a la vida, McGruder descubría que Anderson había sido grabada
haciéndose con el dispositivo de salto. Todo ello al tiempo que la telépata se
recobraba en Deadworld y conseguía regresar a la megaciudad. Anonadada por su
torpeza y apartada por McGruder del servicio activo, Anderson era la primera en
culparse de lo que estaba sucediendo al ver los reportajes de la masacre que
los Jueces Oscuros estaban llevando a cabo en ese momento en el Zoom, el transporte público equivalente al Metro de Mega-City Uno.
Mientras el Juez Omar y la
Psi Division intentaban predecir el lugar de la siguiente aparición de los
Cuatro Jueces Oscuros, Anderson daba con una posible manera de detenerles: los
dispositivos de salto que los Jueces de Mega-City Uno habían intentado
reproducir en los laboratorios de la Tek División habían resultado fallidos, por lo que una buena opción era arrojárselos
encima y atraparles en su campo de acción, destruyendo al mismo tiempo su
mecanismo de regreso. De ese modo, los Jueces Oscuros quedarían retenidos en la
dimensión a la que fueran a parar, sin posibilidad de salir de ella.
Su teoría iba a ser puesta a
prueba de inmediato, puesto que los Cuatro Jueces Oscuros aparecían de repente
en los mismísimos dormitorios de los Jueces situados en el Palacio de Justicia,
donde Anderson se hallaba confinada y donde centenares de Jueces cumplían su
periodo obligatorio de seis horas de sueño natural a la semana. A través del
vínculo psíquico que compartía con Muerte (Prog. 151), Anderson detectaba su
presencia de inmediato.
Enfrentándose a ellos en solitario, lograba contenerles el tiempo suficiente como para que los Jueces llegasen y se abalanzasen sobre ellos, obligándoles a desaparecer. Su teoría resultaba ser además correcta al conseguir atrapar al Juez Miedo en un limbo interdimensional sin posibilidad de regreso. Reconociendo el mérito de su intervención, McGruder concedía a la Juez Psíquica una nueva oportunidad. A pesar de su responsabilidad en lo que estaba sucediendo, Anderson seguía siendo la mejor opción del Departamento de Justicia para enfrentarse a los Jueces Oscuros.
Enfrentándose a ellos en solitario, lograba contenerles el tiempo suficiente como para que los Jueces llegasen y se abalanzasen sobre ellos, obligándoles a desaparecer. Su teoría resultaba ser además correcta al conseguir atrapar al Juez Miedo en un limbo interdimensional sin posibilidad de regreso. Reconociendo el mérito de su intervención, McGruder concedía a la Juez Psíquica una nueva oportunidad. A pesar de su responsabilidad en lo que estaba sucediendo, Anderson seguía siendo la mejor opción del Departamento de Justicia para enfrentarse a los Jueces Oscuros.
Finalmente, un miembro de la
Psi Division conseguía obtener una premonición sobre una hora y un lugar
concretos en el que se materializarían los Jueces Oscuros. Aunque McGruder
decidía poner a Dredd al mando, Anderson lograba convencerla para que la
situase a ella al frente de la operación.
El enfrentamiento final entre
la Juez Anderson y los Jueces Oscuros tenía lugar en los famosos hiperalmacenes
Mosgrove & Thung, donde Muerte, Fuego y Mortis aparecían a la hora
vaticinada. Siguiendo las instrucciones de Anderson, los disparos de los Jueces
convergían sobre los aparatos de teletransportación de los tres Jueces Oscuros, utilizando a continuación
el mismo método utilizado con Miedo y acabando todos ellos en el
mismo limbo interdimensional en que había quedado atrapado su compañero. A modo
de epílogo, Omar informaba a McGruder que el vínculo psíquico que Anderson
compartía con Muerte la había hecho susceptible a su influencia, por lo que la
Juez Psíquica no podía considerarse responsable de sus actos. Con ello,
Anderson resultaba absuelta y regresaba de nuevo al servicio activo.
La conclusión más importante
que dejaba la historia era que los Jueces Oscuros no estaban muertos como había
parecido suceder en Judge Death Lives. De hecho, era más que dudoso que se les
pudiera destruir de algún modo. Esta vez habían quedado atrapados en un limbo interdimensional,
con lo que su eventual regreso era ya una posibilidad que los Jueces nunca
podrían descartar en un futuro. Aunque entonces no lo sabían, ese futuro
tendría lugar en el 2112 mediante la espectacular Necrópolis, la saga
definitiva de los Jueces Oscuros en la que se presentarían Nausea y Phobia y en
la que los seis espectros conseguirían hacerse con el control total y absoluto
de la megaciudad.
Mientras tanto, en lo que al Juez Dredd se
refiere, el que la gran saga veraniega del 2000AD de aquel año estuviese
protagonizada por la Juez Anderson, no quiere decir que el viejo Joe tuviera
durante esos meses un papel secundario en la revista. Muy al contrario,
coincidiendo con los episodios finales de la saga de los Jueces Oscuros, los
Progs. 424 a 429 presentaron desde la última semana de Junio a principios del
mes de Agosto una genial historia de 43 páginas titulada Midnight Surfer, el
Surfista de Medianoche, la segunda historia protagonizada por el carismático
Chopper.
Con una más que clara
inspiración en el Silver Surfer de la Marvel y con antecedentes en un
humorístico anuncio que aparecía en las tiras diarias de Dredd que Wagner y Grant
realizaban en aquella época para el Daily Star, los seis episodios de Midnight Surfer traían
consigo el regreso del joven Marlon Shakespeare tras los tres años que había
pasado encerrado en los cubos a causa de lo sucedido en Unamerican Graffiti
(Progs. 206-207), presentando además en sus páginas la séptima edición del
SuperSurf, la megaespectacular competición clandestina anual a nivel mundial que
en ese año 2107 tocaba celebrar en Mega-City Uno.
En la mejor tradición de los
deportes extremos que causaban furor entre los ciudadanos del siglo XXII y que
acababan con muchos de sus participantes (y otros tantos de sus espectadores)
haciendo cola en las salas de autopsia, el SuperSurf 7 consistía en una carrera
con tablas de energía voladoras a través de la megaciudad de turno en la que
ese año se citaban sus participantes en el más completo secreto. Lógicamente no
era una carrera normal, sino que su recorrido, en parte preestablecido y en
parte opcional, incluía picados sobre edificios, ascensiones de 90º para no
chocar contra los bloques, giros imposibles a lo largo de objetivos móviles,
complicados y retorcidos zigzags entre megaedificios contiguos, etc.
Como
espectáculo glorificado por los espectadores a nivel mundial, tan pronto como
los medios de comunicación tenían conocimiento de que el Campeonato Mundial de
SuperSurf estaba teniendo lugar, se interrumpía lo que en ese momento se
estuviese emitiendo y comenzaba su retransmisión y seguimiento informativo en
directo, que era presenciado por millones de espectadores desde sus propios bloques o a
través de las diferentes televisiones de Mega-City Uno que informaban en directo del evento.
El escocés Cam Kennedy era el
encargado de dibujar la historia, que comenzaba con los Jueces buscando a un
desconocido surfista que por las noches volaba demasiado bajo y a gran velocidad sobre los
edificios de Mega-City Uno, un individuo con el rostro cubierto y que era conocido popularmente como
el Surfista de Medianoche.
El desconocido infractor de
la ley resultaba ser efectivamente Marlon Shakespeare, el grafitero (ilegal) al
que los aficionados conocían como Chopper y que ahora prestaba servicio social en un centro de
rehabilitación enseñando a otros juves a usar sus tablas de energía a fin de
practicar (legalmente) el aereosurf. Buscando información sobre el surfista que
surcaba los cielos nocturnos de MegaCity, Dredd se encargaba de la investigación y acababa averiguando que se
trataba de Chopper y que éste se estaba entrenando para el inminente SuperSurf
7, el (ilegal) Campeonato Mundial que se estaba rumoreando que ese año iba a tener
lugar en Mega-City Uno.
Cuando Chopper descubría las
cámaras espía que los Jueces habían situado sobre él para que les condujese
hasta el resto de participantes, el chaval era incapaz de rendirse sin tratar
de demostrarse a sí mismo y al resto del mundo de lo que era capaz de hacer con
una tabla de surf.
Eludiendo la vigilancia de los Jueces, Chopper conseguía reunirse con el
resto de los participantes, entre los que se encontraban leyendas vivas del
surf como Dak Goodvibes, Johnny Cuba o el vigente campeón del anterior SuperSurf 6, Yogi
Yakamoto.
Tras ser informados del
recorrido, la carrera daba comienzo esa misma noche. Mientras la voz se corría
a lo largo de Mega-City Uno y los ciudadanos se agolpaban en sus ventanas para
presenciarla en directo, los Jueces intentaban detenerla cuando uno de los
participantes se estrellaba contra un transporte de combustible y provocaba una
monumental explosión. Ante el desorden y el caos generalizado, Dredd daba la
orden de detener a los participantes por cualquier medio, incluso abriendo
fuego contra ellos, con lo que la carrera aumentaba en peligrosidad para mayor
delirio de sus espectadores.
Muchos de los participantes
acababan detenidos mientras otros perdían la vida a causa de los Jueces y las
propias dificultades del recorrido. Sin embargo, en una impresionante
exhibición de surf, Chopper lograba situarse en la recta final en un
apasionante codo a codo con el campeón Yakamoto. La meta estaba situada al
final del túnel Manfred Fox, al que había que atravesar en sentido contrario a
los vehículos que en ese momento circulaban a través de él. Yakamoto chocaba
contra uno de los vehículos que lo cruzaban y estaba a punto de ser arrollado
cuando Chopper se desentendía del resultado de la carrera y arriesgaba su vida
para recogerle y salvarle de ser atropellado.
Ante el furor de los ciudadanos
de Mega-City Uno que aclamaban el gesto de su campeón, Chopper cruzaba la línea
de meta con su moribundo rival en brazos. Antes de fallecer, el propio Yakamoto
reconocía a Chopper como el mejor surfista que había visto en su vida.
Sin oponer resistencia, convertido
en una leyenda de la megaciudad aclamada a nivel mundial, la historia concluía
con el arresto de Chopper, siendo vitoreado a su paso por miles de
ciudadanos mientras Dredd le conducía de nuevo a los cubos para hacer frente
esta vez a una condena de diez años por los cargos acumulados en su contra, un
final que resultaba tan impactante y emocionante como la propia carrera que
había tenido lugar.
Obviamente, semejante final
dejaba claro que Chopper estaba destinado a regresar más pronto o más tarde a
la serie, algo que tendría lugar dos años después en otra de las mejores y más memorables sagas
de Dredd, Oz, esta vez con el SuperSurf 10 en escena.
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