viernes, 6 de diciembre de 2024

En el año 2120. Juez Dredd vs Predator. Ciudad Loca

Tras la finalización de La Partida de Caza (The Hunting Party), la segunda macrosaga del Juez Dredd que había aparecido en poco más de un año, el escritor John Wagner y el editor David Bishop decidirían dejar descansar por algún tiempo los grandes Mega-Epics dedicados al personaje y retomar en su lugar el habitual formato de historias cortas a fin de no acaparar durante tantos meses seguidos la continuidad de la línea narrativa y acabar saturando a los lectores. O al menos, eso es lo que se venía a indicar por parte de Tharg, que en ese momento no era otro que el propio David Bishop.

De esta manera, durante toda la segunda mitad del año 1997 y buena parte del año 1998, la mayor parte de las historias del Juez Dredd que aparecieron en el 2000AD no acostumbraron a exceder por regla general de los tres episodios de duración, aunque alguna hubo que sí sobrepasó esa extensión, y otras, bastantes más, que apenas llegaron a comprender uno o dos episodios. En cualquier caso, varias de esas historias cortas que aparecieron durante este periodo iban a resultar especialmente significativas para el universo en viñetas de Mega-City Uno y merece la pena detenerse un poco en algunas de ellas.

Con una extensión de 19 páginas, una de las más destacables de este periodo fue precisamente Ciudad Loca (Mad City), una estupenda historia de tres episodios firmada por John Wagner y Greg Staples que apareció en los Progs. 1050 a 1052 y que fue publicada a lo largo del mes de Julio del año 1997, justo a continuación de La Partida de Caza.

Básicamente se trataba de una historia coral protagonizada por varios personajes, todos ellos anónimos ciudadanos de Mega-City Uno, que recordaba bastante al estilo de la película Vidas Cruzadas de Robert Altman (1993) aunque en clave de comedia (bueno, en realidad comedia negra, pero comedia al fin y al cabo). A efectos de continuidad, esta historia resulta fundamentalmente conocida por ser en ella donde tenía lugar la primera aparición de Oola Blint, una ciudadana de aspecto gótico y de bastante buen ver que se iba a descubrir como una de las asesinas en serie más desconocidas y letales de Mega-City Uno. Casada con uno de los mayores idiotas de la ciudad, el ciudadano Homer Blint, Oola cometía sus asesinatos asumiendo el aspecto de una viuda negra que iba buscando a sus víctimas de puerta en puerta por los diferentes bloques de la ciudad y que adoptaba el sobrenombre de el Ángel de la Misericordia.

Situada la historia en este contexto, el primer episodio de Ciudad Loca tenía por objeto la presentación de sus siete protagonistas. El primero en aparecer era el ciudadano Homer Blint, líder del equipo de vigilancia ciudadana del Bloque Norman P. O´Connor en el que residía, un hombre que se veía a sí mismo como un individuo con una misión de vigilancia en la vida y que sobrevolaba la ciudad a diario con unas alas prefabricadas dispuesto a avisar a los Jueces de cualquier infracción de la ley que pudiese presenciar. Al vivir en su mismo domicilio, la que aparecía a continuación era su esposa, Oola Blint, que se nos revelaba como una ferviente partidaria de la eutanasia activa que aprovechaba las largas horas en las que Homer se encontraba de patrulla para recorrer la ciudad y administrar una “liberación digna” a todos aquellos inocentes ciudadanos que cometían el error de abrirle la puerta de su casa.
El siguiente personaje en aparecer era el Obispo Desmond Snodgrass II, un discípulo y suplantador del verdadero Obispo Desmond Snodgrass, al que recientemente acababa de abandonar para fundar su propia iglesia disidente. A la presentación de Snodgrass II le seguía la de la doctora Dilberta Wipes, profesora de ciencias bizarras en la Universidad de Mega-City Uno y que precisamente acababa de descubrir ese mismo día un elixir similar al utilizado por el Dr. Jeckyll para transformarse en Mr. Hyde.

No obstante, de todos los personajes que participaban en esta historia, el que se llevaba la portada y acaparaba su mayor protagonismo era el desesperado e ignorado autor teatral Fritz Shakespeare, nacido en realidad como George Hoople, pero al que el golpe sufrido en una caída producida al cruzar por un resbaladizo paso peatonal, le había convencido de que su verdadero nombre era Fritz Shakespeare, un incomprendido dramaturgo alemán que había emprendido una guerra de un solo hombre contra la profanación de “sus” obras. Armado con una antigua uzi semiautomática y un cinturón lleno de explosivos, Fritz acudía esa noche al estreno de una nueva producción de Macbeth por parte de la Real Compañía Vegana de Teatro con la intención de asegurarse por cualquier medio de que los productores respetaban el espíritu y la integridad de “su” obra.

El siguiente personaje en aparecer era un delincuente común llamado Sleeve Beezly (evidentemente, cualquier parecido con Simon Bisley era pura coincidencia), quien en compañía de sus colegas se disponía en ese momento a asaltar el aerobus en el que viajaban la mayoría de los personajes que protagonizaban la historia excepto Homer y Fritz, quienes se incorporaban durante el transcurso de la misma. Finalmente, el último protagonista en aparecer era el propio Juez Dredd, que era quien respondía al asalto al aerobus que iba a notificar Homer durante su ronda de vigilancia aérea.

Hechas las presentaciones, la historia se ponía en marcha cuando los 
atracadores subían al aerobus y comenzaban a cometer toda una serie de desafortunados errores que propiciaban el desastre que sucedía a continuación. Así, creyendo que era algún tipo de droga que le iba a proporcionar un importante colocón, uno de los tres asaltantes le robaba a Oola Blint la hipodérmica de zilocaina que llevaba en su bolso para cargarse a sus víctimas y se la chutaba, cayendo muerto al instante. Pensando que su compañero se había desplomado a causa del tremendo subidón que le había proporcionado la inyección letal que se había metido en el cuerpo, Beezly le arrebataba a su vez a la doctora Wipes el elixir que llevaba en el bolso y se bebía todo el contenido del frasco de golpe, transformándose en una gigantesca bestia sin control que propiciaba que el aerobus se estrellase contra el Teatro en el que en ese momento se encontraba Fritz asistiendo al estreno de la versión vegana de Macbeth.

Al estrellarse, el aerobus irrumpía a toda velocidad en el escenario apenas unos instantes después de que Fritz hubiese estallado de ira al ver que el actor que interpretaba a Macbeth iba disfrazado de banana, comenzando a disparar a los actores y a todos los asistentes a la obra. La función se convertía en una locura cuando Beezly salía de los restos del aerobus estrellado y se incorporaba al escenario convertido en un gigantesco Mr. Hyde, lo que hacía que Fritz le tomase por otro actor que estaba denigrando su obra y comenzase también a dispararle con todo lo que tenía. Con el público huyendo despavorido de la sala, Homer pretendía tener también su minuto de gloria y trataba de ayudar a Dredd, incorporándose al caos que tenía lugar sobre el escenario a pesar de las advertencias de éste para que se mantuviera alejado de él, desatándose entonces un auténtico pandemónium que iba a acabar abriendo las portadas de todos los noticiarios de la ciudad.

La historia, espléndidamente dibujada por Staples, resultaba por momentos hilarante, a pesar de que concluía dejando atrás a varios de sus protagonistas muertos, a otros tantos condenados a pasar varios años en los cubos y a otros en una sorprendente libertad o incluso convertidos en rutilantes estrellas mediáticas. Como indicaba su título, cualquier cosa podía suceder en una ciudad tan demencial y enloquecida como la propia Mega-City Uno. En cualquier caso, tal y como se puede intuir, no todos sus protagonistas estaban destinados a desaparecer en el olvido. Algunos de ellos volverían a dejarse ver por la serie, como de hecho se iba a comprobar en breve.

Y mientras este tipo de historias cortas marcaban la línea editorial que iba a seguir el 2000AD durante la segunda mitad de 1997, lo que tenía lugar en el Judge Dredd Megazine era una política de reediciones que de alguna manera venía a compensar las cancelaciones sufridas por el Classic 2000AD y el Classic Judge Dredd, sirviendo además para abaratar los costes de producción del Megazine, cuyas ventas tampoco terminaban de recuperarse del todo. En todo caso, es necesario matizar que esta nueva línea editorial que se iba a empezar a seguir en el Megazine no implicaba que las reediciones fuesen a partir de ese momento el único contenido de la revista, puesto que cada número seguía presentando una historia nueva y original del Juez Dredd que era incluso de mayor extensión en número de páginas de lo que habitualmente había venido siendo hasta entonces, pero sí es cierto que en cuestión de unos meses fueron desapareciendo poco a poco el resto de series y personajes que habían venido acompañando a la revista desde su aparición.

En cualquier caso, a efectos de dar una mayor visibilidad al Megazine desde el punto de vista publicitario, el departamento comercial de Fleetway decidió que fuese en sus páginas donde en esta ocasión se diese cabida al nuevo crossover intercompañías que se iba a encargar de protagonizar el Juez Dredd tras el último crossover con DC Comics que había tenido lugar a finales de 1995 presentando a Lobo y al propio Juez Dredd como protagonistas (Lobo/Judge Dredd: Psycho Bikers vs Mutants from Hell), en espera de que en algún momento se pudiese publicar por fin el famoso crossover con Batman que llevaba años anunciándose.

De esta manera, durante los tres meses que fueron de Diciembre de 1997 a Febrero de 1998, sería en las páginas del Judge Dredd Megazine donde aparecería Judge Dredd vs Predator (Megs. 3.36 a 3.38), la versión británica del crossover entre el Juez Dredd y los conocidos Predators de la 20th Century Fox cuya licencia pertenecía en esa época a Dark Horse, que lógicamente era quien ahora lo publicaba de manera conjunta con FleetwayLa iniciativa editorial había partido en esta ocasión de la propia Dark Horse, que en esos años estaba constantemente en contacto con otras compañías buscando la posibilidad de establecer crossovers de sus licencias más exitosas con los personajes más destacados de otras editoriales, siendo así como los famosos cazadores alienígenas se habían acabado cruzando a lo largo de esa década con personajes tan conocidos como BatmanTarzán de los Monos, Magnus Robot Fighter, o como iba a suceder en este caso, el Juez Dredd.

De este modo, de manera correlativa a los tres números que aparecieron en el Megazine, el crossover iba a ver la luz en Estados Unidos a través de una miniserie también de tres números publicada por Dark Horse con fechas de portada que iban de Octubre a Diciembre de 1997, aun cuando lo cierto es que en realidad ambas versiones, la norteamericana y la británica, se acabaron publicando al mismo tiempo y de una manera simultánea, diferenciándose tan sólo en el formato de presentación de una y otra (formato comic-book la versión americana, y magazine la británica) y en las portadas, las americanas a cargo de Brian Bolland, Dermot Power e Igor Kordey, mientras que las británicas aparecían firmadas por Steve Sampson y Greg Staples.

Los responsables del crossover fueron John Wagner y el artista argentino Enrique Alcatena, ambos colaboradores habituales en ese momento de Dark Horse, lo que en el caso de John Wagner posibilitó que el crossover quedase perfectamente encuadrado en la continuidad y en la cronología de Mega-City Uno. En todo caso, aun cuando el guion de Wagner era lo que más o menos podía esperarse de este tipo de crossovers, donde la historia resultaba más floja era sin duda en su apartado artístico. Sinceramente, creo que el dibujo de Alcatena resultaba en esta ocasión demasiado estático, pareciendo más antiguo de lo que en realidad era y notándose demasiado que el artista argentino no estaba nada familiarizado ni con Dredd ni con la propia Mega-City Uno; de hecho, ésta sería la primera y única vez que Alcatena se encargase de dibujar una historia del Juez Dredd.

Desde el punto de vista de su contenido, el crossover presentaba una historia de 60 páginas de extensión que aparecía dividida en tres partes y cuyo inicio recordaba bastante al de la película Depredador 2, donde se planteaba la llegada de un Depredador al entorno puramente urbano de Los Ángeles. En este caso, el entorno urbano se correspondía lógicamente con el de Mega-City Uno, comenzando la historia con el cazador alienígena apareciendo en medio de un violento tiroteo entre los Jueces y una banda de jóvenes delincuentes armados hasta las cejas. No obstante, ahí se acababan todas las similitudes con la película de 1990, puesto que las presas que el Depredador tenía esta vez en mente eran los propios Jueces de Mega-City, el mayor desafío que se podía encontrar en el Siglo XXII.

Por otra parte, el principal personaje secundario que acompañaba a Dredd en esta historia era la Juez Schaefer, una telépata menor que ejercía funciones auxiliares en la Psi División y que resultaba ser descendiente directa (en concreto tataranieta) del mayor AlanDutchSchaefer, el líder del escuadrón de las fuerzas especiales al que había interpretado el actor Arnold Schwarzenegger en la primera película de la saga.

Ambientada a finales del año 2119, la historia básicamente iba narrando la manera en que el imparable cazador alienígena iba exterminando Jueces y recolectando sus trofeos habituales a lo largo de toda la ciudad mientras era perseguido por Dredd y las fuerzas del Departamento de Justicia. Después de que el primer enfrentamiento directo entre Dredd y el alienígena se hubiese saldado con Dredd gravemente herido en el hospital y de que los Jueces se dieran cuenta de que la criatura parecía tener la intención de acabar por sí sola con todas las fuerzas del Departamento de Justicia, se había decidido solicitar la ayuda de la Psi División para dar con el lugar en que el cazador espacial tenía establecida la base desde la que operaba, siendo ahí donde la Juez Schaefer entraba en escena, consiguiendo finalmente, a partir de una muestra de sangre de la criatura, establecer un vínculo telepático con ella que le permitía ubicar su paradero en Sub-City, las ruinas de la antigua ciudad de Nueva York situadas bajo el subsuelo de la propia Mega-City Uno, siendo allí donde se iba a producir el enfrentamiento definitivo entre el cazador alienígena y Dredd.

Es necesario destacar que no todas las referencias a los Depredadores que aparecían en el crossover procedían de las películas de la Fox, sino que algunas también procedían de los propios comics que estaba publicando Dark Horse. En concreto, los Jueces averiguaban con relativa rapidez que se las estaban viendo con un Depredador gracias a que ya tenían registrada una aparición suya en la ciudad de Nueva York a finales del Siglo XX, si bien esa aparición a la que se refería la información que poseían los Jueces no se había producido en ninguna de las dos películas que se habían estrenado hasta entonces, sino que procedía en realidad de la primera miniserie de cuatro números a cargo de Mark Verheiden y Chris Warner que Dark Horse había publicado en 1990 bajo el título original de Predator: Concrete Jungle (retitulada años más tarde como Predator a secas), la única cuya mayor parte transcurría en la ciudad de Nueva York. Por cierto, el protagonista de esta primera adaptación al cómic era otro miembro de la familia Schaefer, en concreto el detective John Schaefer, hermano del personaje interpretado por Schwarzenegger en la primera película de la saga.

Con más de doce Jueces muertos en el marcador del cazador alienígena, a los que habría que sumar los dos droides de guerra que acompañaban al destacamento de Dredd durante el enfrentamiento final entre los dos protagonistas del crossover, lo cierto es que la historia resultaba bastante entretenida aunque no acabase siendo demasiado bien recibida por el fandom (de hecho, tengo que reconocer que a mí, personalmente, el estilo de Alcatena nunca se me ha hecho especialmente atractivo). En cualquier caso, el crossover obtendría su primera recopilación en formato de novela gráfica al año siguiente y serviría sobre todo para dar pie a que unos años más tarde se publicase un segundo crossover, esta vez con resultados mucho más positivos, con los otros alienígenas de la 20th Century Fox cuya licencia también poseía Dark Horse: los famosos xenomorfos de la franquicia Alien.

Volviendo otra vez a las páginas del 2000AD, la segunda mitad del año 1997 seguiría trayendo consigo varias historias cortas firmadas por John Wagner, entre las que podríamos destacar el regreso de los Fatties (es decir, de los Gordinflones: aclamados deportistas de élite de más de 250 kilos de peso que desarrollaban sus habilidades a la hora de engullir en el competitivo mundo de las comidas extremas) en Fast Food (Progs. 1054 a 1057), o La Pequeña Aventura de la Sra. Gunderson (Progs. 1063 a 1065), otra divertida historia protagonizada por la venerable, aunque peligrosamente corta de vista y de oído, Sra. Gunderson, en la que la indestructible anciana esta vez se confundía de autobús y se subía a uno que había sido secuestrado por el peligroso gánster conocido como Mr. Cubo mientras éste se encontraba en plena fuga y era perseguido por Dredd.

Por otra parte, aprovechando las molestas consecuencias que se derivaban del contagio de una peligrosa y desconocida especie de pulga, la portada del Prog. 1072 sería la que diese réplica a la polémica desatada el año anterior con la famosa portada de DeMarcodesabrochada” que había aparecido en el Prog. 987 y a las subsiguientes críticas que se habían generado sobre la utilización del cuerpo femenino para vender tebeos. A modo de respuesta editorial, lo que hizo el Prog. 1072 fue presentar en su portada a un Juez Dredddesabrochado” a cargo de Kevin Walker que daba su justa medida a lo que no dejaba de ser sino una imagen promocional con más o menos gracia de lo que luego podía verse en el interior del tebeo, es decir, en este caso a un Dredd de pelo en pecho con la cremallera del uniforme totalmente bajada para así poder rascarse a gusto como un campeón.

Con todo, quizá la novedad editorial más importante que el año 1998 iba a traer para el 2000AD fue la que tuvo lugar en el Prog. 1077: el cambio de papel y el nuevo aspecto con el que a partir de ese momento la revista se iba a presentar a sus lectores, un cambio que se producía siguiendo las nuevas tendencias impuestas en el mercado por la dura competencia que los comics norteamericanos hacían a las revistas y tebeos británicos. Así, a partir del Prog. 1077, el 2000AD comenzaría a aparecer en un tipo de papel similar al que ya habían empezado a utilizar los comics estadounidenses con el fin de poder aprovechar al máximo las posibilidades que ofrecían las nuevas técnicas y programas de coloreado digital cuyo uso ya empezaba a ser prácticamente generalizado.

A fin de llamar la atención sobre el novedoso aspecto que ahora ofrecía la revista, el Prog. 1077 vino a presentar además una de las historias del Juez Dredd de mayor relevancia para la serie que aparecieron durante todo este periodo: En el Año 2120 (In the Year 2120), una historia de 24 páginas firmada por John Wagner y el artista Jason Brashill que suponía el cierre definitivo a la Saga del Juez Niño que el propio John Wagner y Alan Grant habían presentado a principios del año 1980 (Progs. 156-181), que más tarde había tenido su continuación en 1982 con Ángeles del Destino (Progs. 281-288), y que finalmente había llegado a una conclusión más o menos definitiva en 1985 con La Ciudad de los Condenados (Progs. 393-406). A efectos de dar todavía una mayor notoriedad a ese doble acontecimiento que suponía la mayor calidad con que ahora se presentaba la revista y la conclusión de la famosa Saga del Juez Niño, En el Año 2120 era además la única historia que aparecía en ese Prog. 1077, ocupando la totalidad de sus páginas, de manera que por primera vez en su historia, el Juez Dredd acaparaba todo el protagonismo de un número del 2000AD.

A pesar de todo lo anterior, quizás la circunstancia más relevante alrededor de En el Año 2120 se encontraba precisamente en la autoría de la propia historia. Así, si bien en los títulos de crédito que aparecieron en el Prog. 1077 el guion se le atribuía directamente a John Wagner, lo cierto es que en realidad no era así, o al menos no lo era del todo, puesto que como se rectificaría unas semanas más tarde a través de la propia página de correo del Prog. 1083, la historia había sido escrita en realidad de manera conjunta por John Wagner y Alan Grant, no reflejándose así en los títulos de crédito por error (o por desconocimiento de lo que había sucedido) del editor David Bishop.

Por simplificar un poco la explicación de lo ocurrido, las otras tres historias que formaban la Saga del Juez Niño habían sido escritas conjuntamente por ambos, por lo que a John Wagner no le pareció oportuno prescindir de su compañero de fatigas a la hora de poner el punto final a una trama argumental que había sido creada y desarrollada por los dos, de manera que reviviendo viejos tiempos, decidió invitar a Alan Grant a que coescribiera con él la definitiva conclusión de la saga. Desgraciadamente, al no verse reflejada tal circunstancia en los créditos de la propia historia, al final se ha acabado creando una noción errónea respecto de su autoría que se ha venido a mantener en todas las reediciones y recopilaciones que han aparecido con posterioridad, de manera que hoy en día mucha gente desconoce que ésta es en realidad una historia del dúo formado por John Wagner y Alan Grant, y no de John Wagner en solitario.

Siguiendo con las situaciones novedosas que se dieron en ese número tan especial que fue el Prog. 1077, otra de ellas fue el regreso a las páginas del Juez Dredd de uno de sus personajes secundarios más famosos y carismáticos: la Juez Psíquica Cassandra Anderson, con lo que de alguna manera, al final no era sólo el Juez Dredd el único personaje del 2000AD que acababa apareciendo dentro del Prog. 1077, sino que otro de sus personajes más emblemáticos, en este caso la Juez Anderson, también tenía su cuota de protagonismo dentro de este número especial de la revista.

Anderson llevaba siete años sin aparecer como invitada en las historias de Dredd escritas por John Wagner (aunque curiosamente Dredd sí que había aparecido en la serie de Anderson que se publicaba en el Megazine) debido a que éste había preferido no utilizarla a causa de las desavenencias que Alan Grant mantenía en esa época con los editores del 2000AD. En todo caso, una vez producido el regreso de Alan Grant y de la propia Juez Anderson a las páginas de la revista, Wagner decidió aprovechar el papel que Anderson había jugado en La Ciudad de los Condenados para volver a utilizar a la Juez psíquica en una historia de Dredd, contando además para ello con la colaboración de Alan Grant. Vamos, como en los viejos tiempos.

A modo de resumen sobre lo que había sucedido hasta entonces, la propia historia contaba como el comienzo de la saga había tenido lugar en el año 2102, cuando el Juez Feyy, un precognoscitivo de la Psi Division con un porcentaje de acierto del 88%, había profetizado en su lecho de muerte que En el Año 2120 un terrible desastre recaería sobre Mega-City Uno, siendo su única esperanza un joven mutante llamado Owen Krysler que años atrás había abandonado la ciudad junto con su familia. Tras encontrarle después de muchas vicisitudes en el planeta Xanadú y arrebatárselo a la Banda de los Ángel, Dredd había considerado que aquel niño era un ser intrínsecamente malvado y que la ciudad afrontaría mejor sin él lo que tuviera que suceder, dejándole abandonado en aquel planeta en manos de su gobernante, un ser robótico llamado Grunwalder.

Dos años más tarde, en el año 2104, exiliado en Xanadú, el joven y poderoso mutante había enviado a Angel Malamáquina y a Fink Angel a vengarse de Dredd por haberle privado del futuro que le había sido profetizado como gobernante de la megaciudad más importante del planeta. Sin embargo, tras ver cómo fracasaban sus planes de venganza, un par de misiles bien dirigidos del Departamento de Justicia habían acabado vaporizándole de la existencia como castigo por los crímenes cometidos. Finalmente en el año 2106, usando tecnología temporal experimental, los Jueces Dredd y Anderson habían viajado al año 2120 para comprobar la realidad de las predicciones del Juez Feyy, descubriendo que esas predicciones se habían convertido en una realidad de pesadilla: Mega-City Uno había sido arrasada por el enorme poder psiónico de una criatura conocida tan solo como el Mutante, consiguiendo averiguar durante el transcurso de la saga que éste no era sino un monstruoso clon de Owen Krysler creado por Grunwalder.

Tras escapar a duras penas con vida y conseguir regresar a su propia época, Dredd y Anderson volvían a Xanadú y ejecutaban al clon de Krysler en el momento en que éste salía por primera vez de su tanque de clonación, cortando de raíz el futuro que amenazaba a la ciudad y alterando de esta manera la línea temporal que lo había causado. No obstante, como señalaba Anderson al final de la historia, aún quedaban paradojas temporales sin explicación, por lo que habría que esperar a que llegase el año 2120 para asegurarse de que lo que habían hecho, había funcionado.

Así, tras catorce años de espera, había llegado por fin el momento de saber si Dredd y Anderson habían conseguido acabar de manera definitiva con Krysler y alterar el curso de la historia, o si por el contrario, la línea temporal era inalterable e iba a encontrar de alguna manera la forma de reajustarse. Con esta pregunta como eje argumental sobre el que ahora giraba la historia, la segunda semana del mes de Enero de 1998 vio cómo se publicaba lo que era el capítulo final de la saga, el cual precisamente comenzaba a las cero horas del día 5 de Enero del año 2120, es decir, tal y como Dredd y Anderson habían averiguado durante el transcurso de La Ciudad de los Condenados, el mismo día en que el Mutante se había manifestado por primera vez en Mega-City Uno, llevando a cabo su destrucción en cuestión de minutos.

Desde el punto de vista argumental, tal y como se describía al comienzo de la historia, un extraño viento procedente de la Tierra Maldita había arrastrado consigo una espesa niebla que llevaba varios días extendiéndose sobre la ciudad, incrementándose muy por encima de lo habitual tanto la tasa de suicidios como el porcentaje de crímenes violentos. En esta ambientación un tanto inquietante, Dredd empezaba a tener la inequívoca sensación de que esa noche había además algo extraño flotando en el ambiente.

Sus presentimientos demostraban ser ciertos cuando unas horas más tarde divisaba una figura en un estrecho callejón que intentaba llamar su atención. Al alcanzarla, descubría que se trataba de Owen Krysler, algo que su razón le decía que era completamente imposible al haberle visto morir en dos ocasiones, una de ellas incluso por su propia mano. Al mismo tiempo que Dredd afrontaba esa aparente e inexplicable aparición del Juez Niño, en otra parte de la ciudad la Juez Anderson también percibía el regreso de Krysler a causa del impacto que su presencia estaba produciendo en el plano psíquico, dándose cuenta además de que el objeto de su ataque estaba siendo el propio Juez Dredd.

Al comprender el peligro que corría su compañero, Anderson solicitaba de inmediato su paradero a Control y partía a toda velocidad al lugar donde se encontraba, localizándole solo y completamente inmóvil en el mismo callejón en el que Dredd había divisado a Krysler. Ajeno a la llegada de Anderson, y sin saber que todo lo que estaba sucediendo únicamente tenía lugar en su mente y dentro del plano psíquico, Dredd había disparado a Krysler a la cabeza y había visto cómo, en lugar de morir, éste se reencarnaba en el Mutante, comenzando una vez más a desatar el caos sobre la ciudad y haciéndole revivir el momento en que había perdido sus ojos durante el enfrentamiento que había tenido lugar en La Ciudad de los Condenados.

Sin embargo, aunque en principio todo parecía estar sucediendo en la mente de Dredd, la situación también empezaba a tener su reflejo en el mundo real cuando los Jueces de la Tek Division avisaban al Juez Jefe Volt de que las fluctuaciones temporales que comenzaban a registrarse en los laboratorios de salto temporal se estaban saliendo de la escala, siendo imposibles de controlar y resultando impredecible lo que pudiera suceder en cualquier momento.

Al hallarse Dredd atrapado en su propia mente, Anderson no tenía más remedio que introducirse también en ella y enfrentarse al Mutante en el plano psíquico. Desgraciadamente, tal y como ya había sucedido en La Ciudad de los Condenados, Anderson comprobaba que la criatura que antes había sido Owen Krysler seguía siendo increíblemente poderosa y que la superaba por mucho, siendo incapaz de hacerle frente.

A punto de caer asesinada a manos del poseído Dredd, la Juez Psíquica conseguía acceder a la mente de la criatura en un último esfuerzo por sobrevivir, siendo entonces cuando descubría que allí no había ninguna mente a la que acceder puesto que en realidad no existía mente alguna desde hacía mucho tiempo. Lo único que quedaba de ella eran los ecos de los odios y emociones que había albergado un ser muy poderoso que a consecuencia de lo sucedido nunca había llegado a existir y que se resistía a desaparecer en el olvido. Su necesidad de manifestarse había sido tan poderosa que había intentado hacerse real, desapareciendo finalmente de la existencia al tener que afrontar la realidad de que tan sólo era una resonancia, un eco, de algo que ya no existía y que no iba a existir jamás.

Tras desvanecerse ese eco temporal de la realidad, la normalidad se restablecía en los laboratorios de la Tek Division y la espesa niebla que llevaba días cubriendo la ciudad comenzaba a desaparecer. Como se veía al final de la historia, las veinticuatro horas del día 5 de Enero del año 2120 habían transcurrido en su totalidad y el reloj marcaba ya las cero horas del día siguiente. Al haber transcurrido por entero el día en que el Mutante se hubiera debido manifestar en Mega-City sin que hubiera conseguido hacerlo, su amenaza quedaba definitivamente superada.

A pesar de tratarse de una historia que tan sólo presentaba una extensión de 24 páginas, lo cierto es que En el Año 2120 vino a confirmar la consistencia creativa de una serie que trabajaba con historias en tiempo real y que era capaz de presentar en sus páginas un evento que había sido anunciado dieciocho años antes, en un cómic publicado en el año 1980. La valoración también era positiva desde el punto de vista artístico. Jason Brashill, uno de los artistas más destacados del 2000AD en aquellos años y habitual en muchas de sus portadas (de hecho, la del propio Prog. 1077 también era suya), cumplía con creces y demostraba ser el artista más adecuado y convincente para sacar adelante esta historia en la época en que le había tocado publicarse, consiguiendo plasmar en ella muchas viñetas oscuras y espeluznantes que llevaban las visiones de Feyy más allá de lo que se había podido ver en las anteriores historias de la saga que habían aparecido en la década de los ochenta. En definitiva, un epílogo que resultaba tan interesante como recomendable a la hora de completar y dar por concluida una de las sagas más clásicas y reconocibles del Juez Dredd.

A continuación de En el año 2120, los Progs. 1078 a 1083 presentaron Desaparecido (Missing), una saga de seis episodios y 36 páginas de extensión que aparecería durante los meses de Enero y Febrero de 1998 y que iba a traer consigo el regreso de tres de los principales protagonistas de El Pozo (The Pit): los Jueces DeMarco, Giant y Guthrie, al tiempo que presentaba como argumento principal la repentina y misteriosa desaparición del Juez Dredd de Mega-City Uno. La historia estaba de nuevo a cargo de John Wagner, siendo el artista Lee Sullivan quien esta vez se encargaba del apartado gráfico, el cual resultaba por cierto bastante flojo. Conocido en aquellos años por sus trabajos para el magazine del Dr. Who y por haber trabajado con Wagner en algunos de los episodios de The Pit, Sullivan no dejaba de ser sino un dibujante bastante funcional que habitualmente era más apreciado entre sus editores por cumplir a tiempo con las fechas de entrega que por sus resultados artísticos.

Ambientada como un thriller de carácter básicamente detectivesco y respondiendo a una temática puramente policial, la historia comenzaba con la inesperada aparición de la Lawmaster del Juez Dredd abandonada en un callejón de la ciudad, sin nadie a su alrededor y sin encontrarse rastro de él por ninguna parte. Ante la importancia y el simbolismo que Dredd tenía para la ciudad, su desaparición requería respuestas, motivo por el que el Juez Jefe Hadrian Volt llamaba a la Juez DeMarco, siendo a ella y al Juez Giant a quienes encomendaba la localización del paradero de Dredd, siempre y cuando aún siguiese con vida, lo que a medida que iban pasando las horas parecía cada vez más dudoso. A efectos de continuidad, reseñar que de nuevo volvíamos a tener noticia de los rumores que circulaban en el Departamento sobre Dredd y DeMarco, en este caso a través de un comentario de Volt a la propia DeMarco, indicando que le asignaba el caso debido a su proximidad con Dredd, a lo que DeMarco le respondía con toda la intención del mundo que nadie se acercaba tanto a Dredd como parecía querer indicar Volt.

Mientras Giant y DeMarco seguían pistas que no les llevaban a ninguna parte, los lectores teníamos por fin las primeras noticias de lo que le había sucedido a Dredd al final del segundo episodio de la saga, que era donde descubríamos la existencia de una red de coleccionistas de gente famosa y de los marchantes que les proporcionaban a éstos sus “piezas de colección”.

En concreto, uno de esos marchantes, la ciudadana Lulu Wang, era quien había logrado capturar a Dredd mediante una ingeniosa trampa con gas somnífero disimulada en el interior de un vehículo supuestamente averiado. Después de haber mantenido a Dredd durante varios días en suspensión criogénica, Wang se lo había acabado vendiendo por una salvajada de millones a un acaudalado ciudadano de Mega-City que respondía al nombre de Mr. Cronix, quien ya tenía en su colección privada a varias de las personas más famosas de la ciudad, las cuales también habían desaparecido de manera repentina e inesperada sin haberse vuelto a saber nada más de ellas, siendo al final del episodio cuando se descubría que Dredd se había convertido en la joya de la corona de su colección de gente famosa.

Habiendo transcurrido varias semanas desde la desaparición de Dredd sin haberse obtenido ningún resultado positivo, el Departamento de Justicia estaba a punto de darle oficialmente por muerto, cuando Giant y DeMarco decidían cambiar el enfoque de la investigación y centrarse en el conjunto de personas desaparecidas en los últimos tiempos en lugar de centrarse únicamente en el caso de Dredd. Tras incorporarse el Juez Guthrie a la investigación como experto conocedor de todo lo que se movía en los bajos fondos de la ciudad, los tres llegaban a la conclusión de que, efectivamente, una red de tráfico de personas famosas podía estar operando en la ciudad sin que nadie tuviera conocimiento alguno de su existencia.

De esta manera, a partir de la segunda mitad de la saga, la acción se bifurcaba en dos direcciones. Así, mientras Dredd comenzaba a elaborar un plan para escapar de la jaula en que Cronix le tenía encerrado junto al resto de famosos que formaban su colección, Giant y DeMarco se hacían pasar por una pareja de delincuentes que habían secuestrado a una conocida celebridad de la que ahora querían deshacerse, consiguiendo establecer contacto con la misma red de tráfico de personas que había secuestrado a Dredd.

Tras los diferentes giros que iban teniendo lugar en la investigación, el desenlace final de la historia veía como los Jueces llegaban hasta la mansión de Cronix en el momento en que Dredd lograba escapar de la jaula en que se encontraba retenido y se enfrentaba a su captor, quien trataba de impedir su fuga antes de acabar aplastado por una gigantesca lámpara que el propio Dredd hacía caer sobre él, siendo así como concluía una de las sagas de mayor extensión que llegaron a aparecer en este periodo.

Como se puede apreciar, a pesar de tener un título idéntico al de la famosa película de Costa Gavras ambientada en la dictadura de Pinochet, la historia no tenía nada que ver con ningún tipo de denuncia o significación de carácter político. Muy al contrario, su importancia radicaba sobre todo a efectos de continuidad, sirviendo para volver a traer al primer plano de la actualidad a tres de los protagonistas que habían aparecido en The Pit, los Jueces Giant, Guthrie y DeMarco, y destacando especialmente la nueva aparición que volvía a realizar esta última, que claramente comenzaba a adquirir cada vez más importancia dentro de la serie y del propio Departamento de Justicia; de hecho, aparte de llevarse la portada correspondiente a esta saga, DeMarco estaba a pocos meses de ser nombrada Jefe de Sector, uno de los puestos de mando más importantes en el organigrama judicial de Mega-City Uno.

Siguiendo a esta nueva aparición de la Juez DeMarco, otro personaje que también iba a regresar a la serie, y que igualmente estaba a punto de adquirir una gran importancia en los planes de futuro que estaba trazando John Wagner, era la Juez Jura Edgar, la maquiavélica directora de la PSU, o lo que es lo mismo, de la Unidad de Vigilancia Pública encargada de observar y monitorizar a todos los ciudadanos de Mega-City Uno a través de las miles de cámaras que existían por toda la ciudad.

Tras su primera y destacada aparición en Los Archivos de Cal (Progs. 959-963), el regreso de la Juez Edgar tenía lugar esta vez en las páginas del Judge Dredd Megazine, siendo en concreto en el Meg. 3.40 donde se publicaba Sleaze (que supongo que su traducción más correcta sería Sórdido, aunque personalmente a mí me guste más la idea de Corrupción), una historia de 17 páginas a cargo de John Wagner y del artista John Burns que aparecía en el mes de Abril y que a la postre resultaba ser la única historia original que se contenía en este número del Megazine, toda vez que el resto de páginas se dedicaba a reeditar material aparecido previamente en Estados Unidos aunque siempre firmado por autores británicos. Por otra parte, al igual que había sucedido unos meses antes con el 2000AD, el Megazine también estrenaba nueva presentación, apareciendo con el mismo tipo de papel que ahora utilizaba el 2000AD y con un nuevo logo en su cabecera que sustituía al anterior.

En lo que se refiere al contenido de la historia, si bien ya existía un elevado grado de tensión entre Edgar y Dredd tras lo sucedido en Los Archivos de Cal, era precisamente aquí donde su enfrentamiento alcanzaba mayor intensidad y desataba una situación de auténtica guerra fría entre ambos. En este sentido, Sleaze tenía por objeto mostrar los aspectos más Sórdidos de la Corrupción que existía en determinadas esferas de la ciudad, sirviendo además para aproximar al personaje de la Juez Edgar hacia una versión femenina de J. Edgar Hoover, el temido director del FBI en los años del macartismo y de la guerra fría, caracterización que se veía reforzada por los comentarios que hacía Dredd sobre los métodos que utilizaba la directora de la PSU, acumulando archivos secretos que afectaban a personas de interés para el Departamento de Justicia, obteniendo pruebas mediante procedimientos ilegales y justificando siempre los medios utilizados con el fin perseguido.

Desde el punto de vista gráfico, la elección de John Burns para encargarse de esta historia no puede decirse tampoco que tuviera mucho de casual, toda vez que Burns había sido el creador de la Juez Edgar y Wagner había decidido en su momento escribir todas estas primeras apariciones del personaje teniendo siempre en mente a John Burns; de hecho, abundando en esta situación, sería también el propio Burns quien volviese a hacerse cargo de la siguiente aparición de Edgar que iba a tener lugar en La Danza del Escorpión (Progs. 1125-1132).

Argumentalmente todo comenzaba mientras Dredd hacía una patrulla de vigilancia en el Hoverama (o lo que es lo mismo, el aerocine de toda la vida, equivalente en Mega-City Uno a los autocines norteamericanos) situado en el Bloque Lobsang Rampa, donde la continua entrada y salida de vehículos propiciaba toda clase de negocios ilegales en el interior del recinto. Era en una de esas rondas de vigilancia cuando Dredd sorprendía al concejal Hamilton Gris en plena comisión de un delito de corrupción mientras recibía dinero de un ciudadano que respondía al nombre de Andover Bucks. Toda vez que Bucks estaba grabando el soborno con la excusa de tener una salvaguarda por si llegase a necesitarla (o al menos eso es lo que Bucks aseguraba al sorprendido concejal), Dredd aprovechaba esa grabación como prueba y la utilizaba para enviarles a los dos a los cubos por corrupción y posible evasión de impuestos.

Sin embargo, apenas unos días más tarde, Dredd impedía el asalto de una banda de motoristas a un vehículo civil y descubría que el ciudadano que conducía el vehículo asaltado era precisamente el mismo concejal al que había detenido unos días atrás y que de manera sorprendente se encontraba ahora en la calle, disfrutando de su libertad sin mayores problemas. Como el propio concejal tartamudeaba a Dredd, un desafortunado incidente al analizar la grabación que Dredd había confiscado a Bucks había hecho que se ésta borrase accidentalmente, de manera que el concejal corrupto había quedado en libertad por falta de pruebas. Cuando Dredd acudía a la Tek Division para aclarar lo sucedido, descubría que el borrado accidental de la grabación no había sido causado por ningún técnico inexperto, sino que el responsable había sido el propio Jefe de División en persona, el Juez McGovern, que era quien se había encargado de realizar su análisis, algo que resultaba bastante inusual y que levantaba de inmediato todas las sospechas de Dredd.

Tras acudir al despacho de McGovern y tener una muy poco amistosa conversación con él a escasos centímetros de su cara, Dredd descubría que no había habido ningún soborno de por medio, sino que McGovern había borrado la grabación siguiendo instrucciones directas de la PSU, y más concretamente de su directora, la Juez Jura Edgar. Al acudir a Edgar para pedirle explicaciones de lo ocurrido, ésta no tenía problema en reconocer lo sucedido a Dredd, explicándole que Andover Bucks, el autor de la grabación al concejal, era en realidad un Juez asignado a la PSU y que Edgar utilizaba ese tipo de grabaciones para tener siempre asegurada la colaboración de todos los representantes electos de la ciudad, incluyendo al propio alcalde, de manera que el Departamento de Justicia pudiese utilizar a cualquiera de ellos a su conveniencia cada vez que fuese necesario. Esa era la razón de que Bucks estuviese grabando al concejal Hamilton Gris en plena recepción de un soborno y de que éste hubiese quedado en libertad tras ser detenido por Dredd. Como Edgar informaba también a Dredd, el Juez Jefe Hadrian Volt era perfecto conocedor de todo lo que estaba haciendo la PSU y dejaba actuar a Edgar a su discreción, tal y como habían venido haciendo todos los Jueces en Jefe de Mega-City Uno durante los últimos 18 años, es decir, los mismos que Edgar llevaba al frente de la Unidad.

Ignorar sistemáticamente la comisión de delitos con el fin de almacenar información con la que poder chantajear a los infractores de la ley para obligarles a actuar de la mejor manera para los intereses del Departamento, no era la manera adecuada de defender la ley a ojos de Dredd, de manera que éste decidía tomar cartas en el asunto y poner fin a aquella situación jugando al mismo juego sucio que Edgar. Así, de manera bastante sutil y sin dejar rastro alguno, Dredd acudía a un hacker al que había detenido en varias ocasiones para que le ayudase a piratear el ordenador de Edgar, facilitándole los códigos de acceso de la propia directora de la PSU y accediendo así a todas las grabaciones que ésta tenía de los altos cargos municipales de la ciudad.

A continuación, filtraba esas grabaciones de manera anónima a los medios de comunicación y levantaba un escándalo de proporciones extraordinarias con todo lo que aparecía en ellas, de manera que los Jueces no tenían más remedio que intervenir ante el terremoto político que se producía, deteniendo a todos los miembros del Consejo Municipal que aparecían en esas imágenes difundidas anónimamente por Dredd (más de 280 personas según los medios), acabando todos ellos en los cubos y perdiendo así Edgar todo el poder y la influencia que tenía sobre el Consejo Municipal de Mega-City Uno.

Siendo consciente de que todo había sido obra de Dredd, Edgar acudía directamente a Volt y le pedía su placa como represalia por haberse inmiscuido en su trabajo, pero Volt no estaba por la labor de entregar la cabeza de Dredd a nadie, respondiéndole a Edgar que Dredd había hecho lo que había que hacer, solucionando el problema sin dejar en evidencia al Departamento de Justicia y antes de que resultase imposible de manejar adecuadamente. Contrariada y furiosa por lo sucedido, Edgar se convertía a partir de ese instante en el mayor y más encarnizado enemigo de Dredd dentro del propio Departamento, dando pie a una guerra entre ambos que Edgar no pensaba dar ni mucho menos por zanjada. Muy al contrario, las consecuencias de ese enfrentamiento iban a dar lugar a situaciones verdaderamente comprometidas en el futuro.

Volviendo de nuevo a las páginas del 2000AD, tras publicarse en los Progs. 1087 a 1089 la que iba a ser la última aparición en la serie de Jacob Sardini, el Taxidermista (Revenge of the Taxidermist), los Progs. 1090 y 1091 vinieron a presentar durante las dos últimas semanas del mes de Abril El Ángel de la Misericordia (Angel of Mercy), una pequeña historia de 12 páginas a cargo de John Wagner y Alex Ronald en la que regresaban dos de los personajes que habían protagonizado Ciudad Loca en los Progs. 1050 a 1052: los ciudadanos Homer y Oola Blint, esta última también conocida como el Ángel de la Misericordia, la asesina en serie más buscada de Mega-City Uno con más de trescientos asesinatos en su haber confirmados hasta ese momento, tal y como se encargaba de hacer constar el propio Juez Dredd en esta historia.

Toda vez que Homer Blint ya había quedado caracterizado como un completo idiota desde su presentación inicial en Ciudad Loca, la nueva aparición de ambos tenía por objeto profundizar en las inquietantes actividades de Oola, de la que lo único que sabíamos hasta ese momento era que se trataba de una asesina muy peligrosa, que estaba de bastante buen ver si te iba el rollo gótico, y que iba llamando a las casas con el fin de practicar una eutanasia no deseada a todos aquellos que cometían la imprudencia de abrirle la puerta.

Ahora tocaba averiguar unas cuantas cosas más sobre ella. La primera, que su modus operandi preferido consistía en incapacitar primero a sus víctimas con gas somnífero (aunque también llevaba un martillo bastante contundente en su bolso para emergencias) para luego administrarles una droga llamada zilocaina que los enviaba pacíficamente al otro barrio mientras se hallaban inconscientes. Otra cosa que se descubría en esta historia era que Oola no se veía a sí misma como una psicópata peligrosa (que obviamente es lo que era), sino que se consideraba una fervorosa creyente enviada por Grud a la Tierra con la misión de liberar a sus conciudadanos de la opresiva locura en que vivían; de hecho, Oola no sólo estaba totalmente convencida de que estaba haciendo un trabajo que le había sido encomendado por el propio Grud, sino también de que éste la protegía para que los Jueces no la atrapasen nunca, lo que de alguna manera al final acababa siendo bastante cierto, puesto que siempre conseguía escapar milagrosamente de las situaciones más comprometidas. Y por último, otra cosa que averiguábamos era que solamente era Oola quien se refería a sí misma como el Ángel de la Misericordia, puesto que los Jueces y los medios de comunicación se referían a ella como la Mujer de Negro o la Asesina de la Eutanasia, al carecer de más datos sobre ella.

Desde el punto de vista argumental, la historia comenzaba con Homer reconvertido ahora en lo que en el argot de Mega-City se conoce como un “Peeper”, es decir, en un “Mirón” (ciudadano que colabora de manera altruista con los Jueces, vigilando todo el día a sus vecinos con unos prismáticos a fin de poder informar a los Jueces de cualquier delito o actividad sospechosa que les vea cometer) tras haber sido expulsado del equipo de vigilancia aérea del Bloque Norman P. O´Connor debido a su desastrosa intervención en los hechos que habían tenido lugar en Ciudad Loca.

Así, mientras Oola salía a dar un paseo por la ciudad para dedicarse a “sus cosas”, a Homer se le presentaba por fin su gran oportunidad cuando el Juez Dredd en persona requería sus servicios para sustituir a otro “Mirón” que había enfermado y que tenía que encargarse de vigilar una serie de apartamentos situados en los bloques Steve Reeves y Elvis Presley. En uno de ellos iba a tener lugar un importante negocio ilegal en el que los Jueces esperaban pillar in fraganti a todos los implicados, quedando encargado Homer de avisarles cuando los sospechosos apareciesen por el piso donde se había concertado la reunión.

Sin embargo, para gran horror de Homer, justo en el momento en que la operación de vigilancia estaba a punto de llegar a su momento culminante, éste descubría a su esposa en el momento en que mandaba a visitar a Grud a uno de los desafortunados vecinos del Elvis Presley. Incapaz de centrarse en otra cosa que no fuera el asesinato que estaba viendo cometer a su esposa, Homer pasaba completamente de la operación que en ese momento tenía entre manos y deducía que Oola era la famosa Mujer de Negro de la que estaban hablando todos los días en las noticias, descubriendo además que se había cargado a los tres ocupantes de los pisos contiguos a aquel en el que se encontraba, tal y como le mostraban los escáneres que ahora estaba enfocando sobre ellos.

Todo se complicaba cuando Dredd y sus hombres llegaban a la puerta del piso vigilado y le preguntaban por radio a Homer si los delincuentes que se encontraban en su interior iban armados o no. Sin saber siquiera lo que le estaban preguntando a causa del estado de nervios en que se hallaba, Homer respondía negativamente, cuando en realidad los ocupantes del piso iban armados hasta los dientes, liándose un tiroteo de mil demonios al entrar Dredd y los desprevenidos Jueces en el apartamento supuestamente vigilado por Homer. Al escuchar el estrépito de los disparos, Oola se olía que algo iba mal y desaparecía del lugar, marchándose de allí a toda prisa.

A fin de no denunciar a su esposa, Homer alegaba más tarde haberse quedado dormido mientras llevaba a cabo la vigilancia que le había sido encomendada, especialmente cuando los Jueces descubrían que la famosa Asesina de la Eutanasia había estado actuando en el bloque Elvis Presley ante las mismas narices de Homer y sin que éste se hubiese enterado de nada, lo que provocaba que Dredd le retirase la licencia de Mirón de por vida, máxime al haber resultado heridos varios Jueces a causa de su supuesta negligencia.

Una vez en casa, el abatido Homer le confesaba a Oola todo lo que había descubierto sobre ella, siendo entonces cuando su esposa se sinceraba con él y le proponía que se uniese a ella en su interminable cruzada de llevar la paz de Grud al mayor número de ciudadanos posibles, proposición a la que el deprimido Homer parecía ser bastante receptivo tras haber perdido de manera definitiva su oportunidad de ser un importante colaborador de la justicia en la lucha contra el crimen. En cualquier caso, no habría más remedio que esperar a la siguiente aparición de los Blint en la serie para averiguar si Homer se iba a acabar uniendo o no a su esposa en su incansable labor de proporcionar un descanso eterno y satisfactorio a todos aquellos atribulados ciudadanos de Mega-City Uno que se cruzaban en su camino.

Con estos antecedentes, la segunda mitad del año 1998 iba a traer novedades de gran trascendencia para el universo en viñetas de Mega-City Uno. La primera de ellas iba a ser el importante giro argumental que se iba a producir en la relación entre el Juez Dredd y la Juez DeMarco, con importantes consecuencias para el futuro más inminente de la serie. Y por supuesto, por si los asuntos del corazón no fuesen materia suficiente para el sector más duro de los seguidores del Juez Dredd, los Jueces Oscuros estaban a punto de regresar a la ciudad, y esta vez se traían consigo a un invitado muy especial que iba a motivar el cuarto y último crossover entre el Juez más duro de Mega-City Uno y el héroe más famoso de Gotham City. Con mejor o peor fortuna, creo que está bastante claro de lo que vamos a hablar en la próxima entrada.