El lanzamiento de
Starlord no resultó ser tan exitoso como se había previsto por parte de los
responsables de IPC Magazines, si bien algunos de los personajes que habían
aparecido en la revista, fundamentalmente el Perro de Stroncio y los
Ro-Busters, habían conseguido llamar la atención de un número bastante considerable
de lectores. Precisamente por este motivo, en lugar de cancelar la nueva
revista, la decisión editorial que se acabó adoptando consistió en fusionarla
con el 2000AD, el cual mantuvo su numeración original, aunque pasando a
denominarse 2000AD and Starlord a partir del Prog. 86. Con el fin de hacer de
tal acontecimiento un suceso especial, otra de las decisiones que se adoptaron
fue hacer que todas las historias que apareciesen en aquel número supusieran el
comienzo de una nueva saga para todos los personajes que compartían aquel
inicio en común: el Juez Dredd, el Perro de Stroncio, los dinosaurios de Flesh
y los Ro-Busters.
En el caso concreto de Judge Dredd, el reinicio supuso el inmediato comienzo de El Día que la Ley Murió (Progs. 86-108), que venía así a sustituir sin solución de continuidad a la Tierra Maldita, que aparte de todos los problemas legales que había terminado arrastrando consigo, seguramente por esta razón vino a concluir de una forma tan abrupta.
De esta manera, durante los seis meses siguientes (de Octubre
de 1978 a Marzo de 1979), los seguidores del 2000AD se encontraron en sus
páginas con la primera macrosaga escrita íntegramente por John Wagner (en este
caso, utilizando el seudónimo de John Howard) y que a lo largo de 23 episodios
y un total de 129 páginas se encargó de llevar a los tebeos al Calígula
retratado en la década de los años treinta por Robert Graves, convertido en
aquel entonces en una estrella televisiva gracias a la adaptación de la magnífica Yo, Claudio que
la BBC había exportado al resto del mundo apenas un par de años
antes. De hecho, la primera recopilación que Titan realizó de esta saga en
1982, apareció en portada con el explícito título de Judge Caligula, recalcando
así lo que resultaba obvio.
El título de la
macrosaga ha planteado alguna que otra controversia acerca de su inspiración
entre los aficionados a los que les gusta debatir estas cosas, controversia que
resulta imposible de resolver toda vez que John Wagner (seguramente con buen
criterio) nunca ha considerado oportuno pronunciarse sobre este tema en
cuestión.
Hay varias especulaciones al respecto. Algunos entienden que el título fue tomado de The Day the Music Die,
una estrofa que formaba parte de la letra del tema American Pie de Don McLean,
que hacía referencia al famoso accidente de avión en el que fallecieron Buddy
Holly y Ritchie Valens.
Otros entienden que hace referencia a una historia aparecida en la revista satírica Mad Magazine titulada The Day that Perry Mason lost a Case, en la que un ciudadano llamado Anthony A. Aadvark era, por orden alfabético, el primero de los 70.000 testigos que Mason llamaba a declarar ante el Juez, dándose la curiosa circunstancia de que cuando el Juez Cal empieza a decretar ejecuciones en masa por orden alfabético en el Prog. 95, el primero de los ciudadanos de Mega-City al que le corresponde el dudoso honor de ser el primero en la lista, resulta ser Aaron A. Aadvark, ciudadano que por cierto se había cambiado el nombre para poder ser así el primero en aparecer en la guía videotelefónica de Mega-City.
Sea como fuere, la saga
comenzaba con tres episodios unitarios que funcionaban a modo de prólogo
(Progs. 86, 87 y 88), espléndidamente dibujados por Brian Bolland el primero,
el propio Bolland con Dave Gibbons el segundo, y Brendan McCarthy
y Brett Ewins el tercero. En ellos se narraba como tras su triunfal regreso de Mega-City 2,
Dredd era falsamente acusado de un asesinato que no había cometido y acababa
siendo condenado a 20 años en Titán, igual que su hermano Rico. Aunque Dredd
lograba demostrar su inocencia, el hecho de que el responsable
tuviera acceso a su ADN suponía la implicación de alguien del propio
Departamento de Justicia en la conspiración.
En este caso se trataba del Juez Cal, Juez Jefe Adjunto de Mega-City Uno (originalmente el cargo se llama Deputy Chief Judge), responsable de las SJS (Special Judicial Squad: una especie de Jueces de asuntos internos que aparecían por primera vez en la serie y cuyo uniforme era un trabajo de Bolland sobre el diseño original de Ezquerra) y segundo al mando después del Juez Jefe Clarence Goodman, cuyo nombre por cierto se revelaba por primera vez en esta historia, aunque anteriormente ya había aparecido varias veces en el tebeo.
En este caso se trataba del Juez Cal, Juez Jefe Adjunto de Mega-City Uno (originalmente el cargo se llama Deputy Chief Judge), responsable de las SJS (Special Judicial Squad: una especie de Jueces de asuntos internos que aparecían por primera vez en la serie y cuyo uniforme era un trabajo de Bolland sobre el diseño original de Ezquerra) y segundo al mando después del Juez Jefe Clarence Goodman, cuyo nombre por cierto se revelaba por primera vez en esta historia, aunque anteriormente ya había aparecido varias veces en el tebeo.
Tras aquel
prólogo, el Día que la Ley Murió continuaba ya con este mismo
título original la trama recién iniciada, de la que gráficamente se encargaban
Mike McMahon (1-3, 8-9 y 11-12), Brett Ewins y Brendan McCarthy (4-5 y 17)
Brian Bolland y Garry Leach (6-7), el propio Bolland en solitario (10, 13-14),
el propio Leach también en solitario (15) y Ron Smith (16, 18-20).
Sin más
prolegómenos, Cal entraba directamente a saco a hacerse con el poder de la
megaciudad. Al haber fracasado su intento de eliminar la amenaza que suponía
Dredd de una manera más sutil, Cal decidía enviar entonces a varios miembros
del SJS leales a su persona a asesinar al Juez Jefe Goodman, lo que
efectivamente llevaban a cabo, al tiempo que enviaba un francotirador para
acabar con Dredd, quien acababa malherido en un hospital. El vacío de poder era
aprovechado por Cal para proclamarse como nuevo Juez Jefe de
Mega-City Uno de acuerdo con las leyes de la megaciudad, si bien la obtención
del poder absoluto resultaba ser el detonante que desataba su incipiente
locura.
En pleno delirio, Cal implantaba la pena de muerte para las transgresiones más mínimas, decretaba ejecuciones en masa por orden alfabético, ordenaba a los propios ciudadanos que construyesen un gigantesco Muro alrededor de la megaciudad para impedir que nadie saliese de ella, nombraba Juez al pez de colores que tenía de mascota, a partir de entonces el Juez Fish, al que además declaraba oficialmente como nuevo Juez Jefe Adjunto de Mega-City Uno (en referencia paródica a la Crónica del historiador romano Suetonio, según la cual Calígula había llegado a nombrar Cónsul de Roma a su propio caballo) y ridiculizaba a los Jueces que no cumplían lo que esperaba de ellos, obligándoles a ir desnudos o a vestir como niñas.
Bajo la ley del terror
desatada por Cal, y sin que el resto de Jueces sorprendentemente hiciera nada
para oponerse a tanta locura (a lo largo de la historia se descubriría que Cal
había obtenido su obediencia ciega a través de un programa de sugestión
posthipnótica que les implantaba subliminalmente mientras recibían sus informes
diarios), tan sólo el Juez Giant y los tutores de la Academia encabezados por
el Juez Griffin percibían la locura de lo que estaba sucediendo y lograban
arrancar al malherido Dredd de las garras de Cal, instando a continuación la
rebelión de los ciudadanos de Mega-City contra el megalómano que se había
convertido en su nuevo Juez Jefe. Aquello obligaba a Cal a realizar un nuevo
movimiento de fichas y poner en el tablero a los Kleggs, despiadados
mercenarios extraterrestres de aspecto reptiliano que Cal mantenía ocultos en
la órbita terrestre y cuya soldada les era pagada en carne, preferiblemente
humana.En pleno delirio, Cal implantaba la pena de muerte para las transgresiones más mínimas, decretaba ejecuciones en masa por orden alfabético, ordenaba a los propios ciudadanos que construyesen un gigantesco Muro alrededor de la megaciudad para impedir que nadie saliese de ella, nombraba Juez al pez de colores que tenía de mascota, a partir de entonces el Juez Fish, al que además declaraba oficialmente como nuevo Juez Jefe Adjunto de Mega-City Uno (en referencia paródica a la Crónica del historiador romano Suetonio, según la cual Calígula había llegado a nombrar Cónsul de Roma a su propio caballo) y ridiculizaba a los Jueces que no cumplían lo que esperaba de ellos, obligándoles a ir desnudos o a vestir como niñas.
A modo de curiosidad, el nombre de los extraterrestres Kleggs, recuerda bastante a uno de los miembros del parlamento británico de aquella época, sir Walter Clegg, político conservador muy conocido en aquel entonces por ser un ferviente defensor de la restauración de la pena de muerte en Gran Bretaña, lo que seguramente a más de uno le debió sacar una sonrisa de la boca al ver a los Kleggs en acción.
La nueva macrosaga de
Dredd servía también para presentar nuevos escenarios de interés, como la tumba
del Juez Fargo (siendo ésta la primera vez que se tenía noticia de la
existencia de tal personaje, aunque aún no se conocía demasiado sobre su
importancia en el contexto de la historia), o como Sub-City (en inglés UnderCity, las ruinas de las
antiguas ciudades de la costa este existentes en el subsuelo de la megaciudad y
sobre las que ésta se había edificado), o el antiguo río Ohio (actualmente famoso
por ser uno de los más polucionados de los Estados Unidos) que ahora discurría
a través de Sub-City y que en el siglo XXII recibía el nombre de El Gran Maloliente
(The Big Smelly) por parte de sus habitantes.
Del mismo modo, también era en esta saga donde los lectores se encontraban por primera vez con la figura del alcalde de Mega-City, en este caso el alcalde Grubb, representante civil de los habitantes de la megaciudad ante el Departamento de Justicia, y al que Cal enviaba directamente a los psicocubos por considerar que sus ideas eran las de un loco.
Del mismo modo, también era en esta saga donde los lectores se encontraban por primera vez con la figura del alcalde de Mega-City, en este caso el alcalde Grubb, representante civil de los habitantes de la megaciudad ante el Departamento de Justicia, y al que Cal enviaba directamente a los psicocubos por considerar que sus ideas eran las de un loco.
Con todo, el fallecimiento del Juez Cal no supondría su total desaparición de la escena de Mega-City Uno en los años venideros. Sin ir más lejos, 16 años después de su muerte, la posibilidad de que salieran a la luz pública los Archivos secretos que Cal guardaba sobre otros Jueces, sería la causa de graves problemas para el Departamento de Justicia y especialmente para el Juez Dredd (Progs. 959-963). Incluso ya en un plano más físico, su versión procedente de otra dimensión alternativa volvería a aparecer en la serie de la mano de Garth Ennis, Carlos Ezquerra y Henry Flint, durante la saga Helter Skelter (Progs. 1250-1261), de nuevo con la intención de volver a poner de rodillas a la megaciudad.
En cualquier caso, tras aquellas dos sagas sucesivas que habían acabado extendiéndose durante un año entero de publicación, el resto del año 1979 vio como Wagner (usando tanto su propio nombre como sus diferentes seudónimos) se hacía de nuevo con el control de Dredd y volvía a restaurar la tradicional estructura de historias cortas o autoconclusivas, seguramente para que todo el mundo recuperase un poco el resuello tras doce meses de continuos cliffhangers una semana tras otra.
Con la confianza que proporcionaba el haber
conseguido implantar la revista en un mercado dominado por los comic books
norteamericanos, Wagner aprovecharía aquellas historias cortas para profundizar
en el universo de los Jueces y empezar a introducir temas que afectarían al futuro
de la serie, alguno de ellos incluso a muy largo plazo. Por ejemplo, en el Prog.
116 se presentaría a quien entonces era una niña, Vienna Dredd, hija de Rico
y sobrina del propio Juez Dredd, quien 24 años después regresaría a la serie
convertida ya en una mujer adulta. En los Progs. 122 a 125, Mega-City se
enfrentaría a la mesiánica y ecológica amenaza del zumbado del Padre
Tierra en una saga de cinco episodios espléndidamente dibujados por Brian
Bolland y Ron Smith.
Igualmente, en los Progs. 128 y 129, los Jueces Soviets de Mega-Este 1 demostraban tener espías dentro de MC-1 y hallarse sumamente interesados en los secretos de defensa de los Jueces norteamericanos, lo que no auguraba nada bueno para el futuro de la megaciudad. Muerte de un Juez (Prog. 137) presentaba a la primera Juez femenina (la Juez Harkness) y se revelaba por primera vez que los Jueces no podían mantener relaciones sentimentales de ningún tipo, (una especie de régimen de celibato que entre los Jueces se conoce como relaciones no judiciales). Por último, en Juez Minty (Prog. 147) se contaba por primera vez la existencia de la Larga Marcha, un último destino pensado para que aquellos jueces veteranos que decidían no seguir patrullando la megaciudad hallasen un honorable final impartiendo justicia en la Tierra Maldita o en la sellada Sub-City.
Igualmente, en los Progs. 128 y 129, los Jueces Soviets de Mega-Este 1 demostraban tener espías dentro de MC-1 y hallarse sumamente interesados en los secretos de defensa de los Jueces norteamericanos, lo que no auguraba nada bueno para el futuro de la megaciudad. Muerte de un Juez (Prog. 137) presentaba a la primera Juez femenina (la Juez Harkness) y se revelaba por primera vez que los Jueces no podían mantener relaciones sentimentales de ningún tipo, (una especie de régimen de celibato que entre los Jueces se conoce como relaciones no judiciales). Por último, en Juez Minty (Prog. 147) se contaba por primera vez la existencia de la Larga Marcha, un último destino pensado para que aquellos jueces veteranos que decidían no seguir patrullando la megaciudad hallasen un honorable final impartiendo justicia en la Tierra Maldita o en la sellada Sub-City.
Con esto se acababa el
año 2101 y comenzaba el 2102 para los ciudadanos de Mega-City Uno, el año en que
el Juez Muerte llegaría desde su oscura dimensión para imponer su peculiar
visión de la justicia a todos los seres vivos que habitaban en la megaciudad,
erigiéndose como el protagonista de una doble saga que significaría un antes y
un después para el Juez Dredd y sobre todo para Brian Bolland. Y por si esto fuera poco, el Juez Feyy arrojaría además en su lecho de muerte
una terrible profecía sobre el futuro de la ciudad que sucedería en el año
2120. Y un psíquico con una capacidad de acierto del 88.8% siempre es alguien a
tener en cuenta.
Un año jodido para impartir justicia, en definitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario