Tras la finalización de La Partida de Caza (The Hunting Party), la segunda macrosaga del Juez Dredd que había aparecido en poco más de un año, el escritor John Wagner y el editor David Bishop decidirían dejar descansar por algún tiempo los grandes Mega-Epics dedicados al personaje y retomar en su lugar el habitual formato de historias cortas a fin de no acaparar durante tantos meses seguidos la continuidad de la línea narrativa y acabar saturando a los lectores. O al menos, eso es lo que se venía a indicar por parte de Tharg, que en ese momento no era otro que el propio David Bishop.
De esta manera, durante toda
la segunda mitad del año 1997 y buena parte del año 1998, la mayor parte de las
historias del Juez Dredd que aparecieron en el 2000AD no acostumbraron a
exceder por regla general de los tres episodios de duración, aunque alguna hubo
que sí sobrepasó esa extensión, y otras, bastantes más, que apenas llegaron a
comprender uno o dos episodios. En cualquier caso, varias de esas historias
cortas que aparecieron durante este periodo iban a resultar especialmente
significativas para el universo en viñetas de Mega-City Uno y merece la pena
detenerse un poco en algunas de ellas.
Con una extensión de 19 páginas, una de las más destacables de este periodo fue precisamente Ciudad Loca (Mad City), una estupenda historia de tres episodios firmada por John Wagner y Greg Staples que apareció en los Progs. 1050 a 1052 y que fue publicada a lo largo del mes de Julio del año 1997, justo a continuación de La Partida de Caza.
Básicamente se trataba de una historia coral protagonizada
por varios personajes, todos ellos anónimos ciudadanos de Mega-City Uno, que
recordaba bastante al estilo de la película Vidas Cruzadas de Robert Altman (1993) aunque en clave de comedia
(bueno, en realidad comedia negra, pero comedia al fin y al cabo). A efectos de
continuidad, esta historia resulta fundamentalmente conocida por ser en ella
donde tenía lugar la primera aparición de Oola Blint, una ciudadana de aspecto gótico y de bastante
buen ver que se iba a descubrir como una de las asesinas en serie más
desconocidas y letales de Mega-City Uno. Casada con uno de los mayores idiotas
de la ciudad, el ciudadano Homer Blint, Oola cometía sus asesinatos asumiendo
el aspecto de una viuda negra que iba buscando a sus víctimas de puerta en
puerta por los diferentes bloques de la ciudad y que adoptaba el sobrenombre de el Ángel de la Misericordia.
El siguiente personaje en aparecer era un delincuente común llamado Sleeve Beezly (evidentemente, cualquier parecido con Simon Bisley era pura coincidencia), quien en compañía de sus colegas se disponía en ese momento a asaltar el aerobus en el que viajaban la mayoría de los personajes que protagonizaban la historia excepto Homer y Fritz, quienes se incorporaban durante el transcurso de la misma. Finalmente, el último protagonista en aparecer era el propio Juez Dredd, que era quien respondía al asalto al aerobus que iba a notificar Homer durante su ronda de vigilancia aérea.
Al estrellarse, el aerobus
irrumpía a toda velocidad en el escenario apenas unos instantes después de que
Fritz hubiese estallado de ira al ver que el actor que interpretaba a Macbeth
iba disfrazado de banana, comenzando a disparar a los actores y a todos los
asistentes a la obra. La función se convertía en una locura cuando Beezly salía
de los restos del aerobus estrellado y se incorporaba al escenario convertido
en un gigantesco Mr. Hyde, lo que hacía que Fritz le tomase por otro actor que
estaba denigrando su obra y comenzase también a dispararle con todo lo que
tenía. Con el público huyendo despavorido de la sala, Homer pretendía tener
también su minuto de gloria y trataba de ayudar a Dredd, incorporándose al caos
que tenía lugar sobre el escenario a pesar de las advertencias de éste para que
se mantuviera alejado de él, desatándose entonces un auténtico pandemónium que
iba a acabar abriendo las portadas de todos los noticiarios de la ciudad.
La historia, espléndidamente dibujada por Staples, resultaba por momentos hilarante, a pesar de que concluía dejando atrás a varios de sus protagonistas muertos, a otros tantos condenados a pasar varios años en los cubos y a otros en una sorprendente libertad o incluso convertidos en rutilantes estrellas mediáticas. Como indicaba su título, cualquier cosa podía suceder en una ciudad tan demencial y enloquecida como la propia Mega-City Uno. En cualquier caso, tal y como se puede intuir, no todos sus protagonistas estaban destinados a desaparecer en el olvido. Algunos de ellos volverían a dejarse ver por la serie, como de hecho se iba a comprobar en breve.
Y mientras este tipo de historias cortas marcaban la línea editorial que iba a seguir el 2000AD durante la segunda mitad de 1997, lo que tenía lugar en el Judge Dredd Megazine era una política de reediciones que de alguna manera venía a compensar las cancelaciones sufridas por el Classic 2000AD y el Classic Judge Dredd, sirviendo además para abaratar los costes de producción del Megazine, cuyas ventas tampoco terminaban de recuperarse del todo. En todo caso, es necesario matizar que esta nueva línea editorial que se iba a empezar a seguir en el Megazine no implicaba que las reediciones fuesen a partir de ese momento el único contenido de la revista, puesto que cada número seguía presentando una historia nueva y original del Juez Dredd que era incluso de mayor extensión en número de páginas de lo que habitualmente había venido siendo hasta entonces, pero sí es cierto que en cuestión de unos meses fueron desapareciendo poco a poco el resto de series y personajes que habían venido acompañando a la revista desde su aparición.
En cualquier caso, a efectos de dar una mayor visibilidad al Megazine desde el punto de vista publicitario, el departamento comercial de Fleetway decidió que fuese en sus páginas donde en esta ocasión se diese cabida al nuevo crossover intercompañías que se iba a encargar de protagonizar el Juez Dredd tras el último crossover con DC Comics que había tenido lugar a finales de 1995 presentando a Lobo y al propio Juez Dredd como protagonistas (Lobo/Judge Dredd: Psycho Bikers vs Mutants from Hell), en espera de que en algún momento se pudiese publicar por fin el famoso crossover con Batman que llevaba años anunciándose.
De esta manera, durante los
tres meses que fueron de Diciembre de 1997 a Febrero de 1998, sería en las
páginas del Judge Dredd Megazine
donde aparecería Judge Dredd vs Predator
(Megs. 3.36 a 3.38), la versión británica
del crossover entre el Juez Dredd y los conocidos Predators de la 20th Century
Fox cuya licencia pertenecía en esa época a Dark Horse, que lógicamente era quien
ahora lo publicaba de manera conjunta con Fleetway.
De este modo, de manera correlativa a los tres números que aparecieron en el Megazine, el crossover iba a ver la luz en Estados Unidos a través de una miniserie también de tres números publicada por Dark Horse con fechas de portada que iban de Octubre a Diciembre de 1997, aun cuando lo cierto es que en realidad ambas versiones, la norteamericana y la británica, se acabaron publicando al mismo tiempo y de una manera simultánea, diferenciándose tan sólo en el formato de presentación de una y otra (formato comic-book la versión americana, y magazine la británica) y en las portadas, las americanas a cargo de Brian Bolland, Dermot Power e Igor Kordey, mientras que las británicas aparecían firmadas por Steve Sampson y Greg Staples.
Los responsables del
crossover fueron John Wagner y el artista argentino Enrique Alcatena, ambos
colaboradores habituales en ese momento de Dark Horse, lo que en el caso de
John Wagner posibilitó que el crossover quedase perfectamente encuadrado en la
continuidad y en la cronología de Mega-City Uno. En todo caso, aun cuando el
guion de Wagner era lo que más o menos podía esperarse de este tipo de
crossovers, donde la historia resultaba más floja era sin duda en su apartado
artístico. Sinceramente, creo que el dibujo de Alcatena resultaba en esta
ocasión demasiado estático, pareciendo más antiguo de lo que en realidad era y
notándose demasiado que el artista argentino no estaba nada familiarizado ni
con Dredd ni con la propia Mega-City Uno; de hecho, ésta sería la primera y
única vez que Alcatena se encargase de dibujar una historia del Juez Dredd.
Desde el punto de vista de su contenido, el crossover presentaba una historia de 60 páginas de extensión que aparecía dividida en tres partes y cuyo inicio recordaba bastante al de la película Depredador 2, donde se planteaba la llegada de un Depredador al entorno puramente urbano de Los Ángeles. En este caso, el entorno urbano se correspondía lógicamente con el de Mega-City Uno, comenzando la historia con el cazador alienígena apareciendo en medio de un violento tiroteo entre los Jueces y una banda de jóvenes delincuentes armados hasta las cejas. No obstante, ahí se acababan todas las similitudes con la película de 1990, puesto que las presas que el Depredador tenía esta vez en mente eran los propios Jueces de Mega-City, el mayor desafío que se podía encontrar en el Siglo XXII.
Por otra parte, el principal personaje secundario que acompañaba a Dredd en esta historia era la Juez Schaefer, una telépata menor que ejercía funciones auxiliares en la Psi División y que resultaba ser descendiente directa (en concreto tataranieta) del mayor Alan “Dutch” Schaefer, el líder del escuadrón de las fuerzas especiales al que había interpretado el actor Arnold Schwarzenegger en la primera película de la saga.
Ambientada a finales del año
2119, la historia básicamente iba narrando la manera en que el imparable
cazador alienígena iba exterminando Jueces y recolectando sus trofeos
habituales a lo largo de toda la ciudad mientras era perseguido por Dredd y las
fuerzas del Departamento de Justicia. Después de que el primer enfrentamiento
directo entre Dredd y el alienígena se hubiese saldado con Dredd gravemente
herido en el hospital y de que los Jueces se dieran cuenta de que la criatura
parecía tener la intención de acabar por sí sola con todas las fuerzas del
Departamento de Justicia, se había decidido solicitar la ayuda de la Psi
División para dar con el lugar en que el cazador espacial tenía establecida la
base desde la que operaba, siendo ahí donde la Juez Schaefer entraba en escena,
consiguiendo finalmente, a partir de una muestra de sangre de la criatura,
establecer un vínculo telepático con ella que le permitía ubicar su paradero en
Sub-City, las ruinas de la antigua ciudad de Nueva York situadas bajo el
subsuelo de la propia Mega-City Uno, siendo allí donde se iba a producir el
enfrentamiento definitivo entre el cazador alienígena y Dredd.
Es necesario destacar que no
todas las referencias a los Depredadores que aparecían en el crossover
procedían de las películas de la Fox, sino que algunas también procedían de los
propios comics que estaba publicando Dark Horse. En concreto, los Jueces
averiguaban con relativa rapidez que se las estaban viendo con un Depredador
gracias a que ya tenían registrada una aparición suya en la ciudad de Nueva
York a finales del Siglo XX, si bien esa aparición a la que se refería la
información que poseían los Jueces no se había producido en ninguna de las dos
películas que se habían estrenado hasta entonces, sino que procedía en realidad
de la primera miniserie de cuatro números a cargo de Mark Verheiden y Chris
Warner que Dark Horse había publicado en 1990 bajo el título original de Predator: Concrete Jungle (retitulada
años más tarde como Predator a
secas), la única cuya mayor parte transcurría en la ciudad de Nueva York. Por
cierto, el protagonista de esta primera adaptación al cómic era otro miembro de
la familia Schaefer, en concreto el detective John Schaefer, hermano del
personaje interpretado por Schwarzenegger en la primera película de la saga.
Con más de doce Jueces muertos en el marcador del cazador alienígena, a los que habría que sumar los dos droides de guerra que acompañaban al destacamento de Dredd durante el enfrentamiento final entre los dos protagonistas del crossover, lo cierto es que la historia resultaba bastante entretenida aunque no acabase siendo demasiado bien recibida por el fandom (de hecho, tengo que reconocer que a mí, personalmente, el estilo de Alcatena nunca se me ha hecho especialmente atractivo). En cualquier caso, el crossover obtendría su primera recopilación en formato de novela gráfica al año siguiente y serviría sobre todo para dar pie a que unos años más tarde se publicase un segundo crossover, esta vez con resultados mucho más positivos, con los otros alienígenas de la 20th Century Fox cuya licencia también poseía Dark Horse: los famosos xenomorfos de la franquicia Alien.
Volviendo otra vez a las
páginas del 2000AD, la segunda mitad del año 1997 seguiría trayendo consigo
varias historias cortas firmadas por John Wagner, entre las que podríamos
destacar el regreso de los Fatties (es
decir, de los Gordinflones: aclamados deportistas de élite de más de 250 kilos
de peso que desarrollaban sus habilidades a la hora de engullir en el
competitivo mundo de las comidas extremas) en Fast Food (Progs. 1054 a
1057), o La Pequeña Aventura de la
Sra. Gunderson (Progs. 1063 a 1065),
otra divertida historia protagonizada por la venerable, aunque peligrosamente
corta de vista y de oído, Sra. Gunderson, en la que la indestructible anciana
esta vez se confundía de autobús y se subía a uno que había sido secuestrado
por el peligroso gánster conocido como Mr. Cubo mientras éste se encontraba en
plena fuga y era perseguido por Dredd.
Por otra parte, aprovechando las molestas consecuencias que se derivaban del contagio de una peligrosa y desconocida especie de pulga, la portada del Prog. 1072 sería la que diese réplica a la polémica desatada el año anterior con la famosa portada de DeMarco “desabrochada” que había aparecido en el Prog. 987 y a las subsiguientes críticas que se habían generado sobre la utilización del cuerpo femenino para vender tebeos. A modo de respuesta editorial, lo que hizo el Prog. 1072 fue presentar en su portada a un Juez Dredd “desabrochado” a cargo de Kevin Walker que daba su justa medida a lo que no dejaba de ser sino una imagen promocional con más o menos gracia de lo que luego podía verse en el interior del tebeo, es decir, en este caso a un Dredd de pelo en pecho con la cremallera del uniforme totalmente bajada para así poder rascarse a gusto como un campeón.
Con todo, quizá la novedad
editorial más importante que el año 1998 iba a traer para el 2000AD fue la que
tuvo lugar en el Prog. 1077: el
cambio de papel y el nuevo aspecto con el que a partir de ese momento la
revista se iba a presentar a sus lectores, un cambio que se producía siguiendo
las nuevas tendencias impuestas en el mercado por la dura competencia que los
comics norteamericanos hacían a las revistas y tebeos británicos. Así, a partir
del Prog. 1077, el 2000AD comenzaría
a aparecer en un tipo de papel similar al que ya habían empezado a utilizar los
comics estadounidenses con el fin de poder aprovechar al máximo las
posibilidades que ofrecían las nuevas técnicas y programas de coloreado digital
cuyo uso ya empezaba a ser prácticamente generalizado.
A fin de llamar la atención sobre el novedoso aspecto que ahora ofrecía la revista, el Prog. 1077 vino a presentar además una de las historias del Juez Dredd de mayor relevancia para la serie que aparecieron durante todo este periodo: En el Año 2120 (In the Year 2120), una historia de 24 páginas firmada por John Wagner y el artista Jason Brashill que suponía el cierre definitivo a la Saga del Juez Niño que el propio John Wagner y Alan Grant habían presentado a principios del año 1980 (Progs. 156-181), que más tarde había tenido su continuación en 1982 con Ángeles del Destino (Progs. 281-288), y que finalmente había llegado a una conclusión más o menos definitiva en 1985 con La Ciudad de los Condenados (Progs. 393-406). A efectos de dar todavía una mayor notoriedad a ese doble acontecimiento que suponía la mayor calidad con que ahora se presentaba la revista y la conclusión de la famosa Saga del Juez Niño, En el Año 2120 era además la única historia que aparecía en ese Prog. 1077, ocupando la totalidad de sus páginas, de manera que por primera vez en su historia, el Juez Dredd acaparaba todo el protagonismo de un número del 2000AD.
A pesar de todo lo anterior, quizás la circunstancia más relevante alrededor de En el Año 2120 se encontraba precisamente en la autoría de la propia historia. Así, si bien en los títulos de crédito que aparecieron en el Prog. 1077 el guion se le atribuía directamente a John Wagner, lo cierto es que en realidad no era así, o al menos no lo era del todo, puesto que como se rectificaría unas semanas más tarde a través de la propia página de correo del Prog. 1083, la historia había sido escrita en realidad de manera conjunta por John Wagner y Alan Grant, no reflejándose así en los títulos de crédito por error (o por desconocimiento de lo que había sucedido) del editor David Bishop.
Por simplificar un poco la
explicación de lo ocurrido, las otras tres historias que formaban la Saga del
Juez Niño habían sido escritas conjuntamente por ambos, por lo que a John
Wagner no le pareció oportuno prescindir de su compañero de fatigas a la hora
de poner el punto final a una trama argumental que había sido creada y
desarrollada por los dos, de manera que reviviendo viejos tiempos, decidió
invitar a Alan Grant a que coescribiera con él la definitiva conclusión de la
saga. Desgraciadamente, al no verse reflejada tal circunstancia en los créditos
de la propia historia, al final se ha acabado creando una noción errónea respecto de
su autoría que se ha venido a mantener en todas las reediciones y
recopilaciones que han aparecido con posterioridad, de manera que hoy en día mucha gente desconoce que ésta es en realidad una historia del dúo formado
por John Wagner y Alan Grant, y no de John Wagner en solitario.
Siguiendo con las situaciones novedosas que se dieron en ese número tan especial que fue el Prog. 1077, otra de ellas fue el regreso a las páginas del Juez Dredd de uno de sus personajes secundarios más famosos y carismáticos: la Juez Psíquica Cassandra Anderson, con lo que de alguna manera, al final no era sólo el Juez Dredd el único personaje del 2000AD que acababa apareciendo dentro del Prog. 1077, sino que otro de sus personajes más emblemáticos, en este caso la Juez Anderson, también tenía su cuota de protagonismo dentro de este número especial de la revista.
Anderson llevaba siete años sin aparecer como invitada
en las historias de Dredd escritas por John Wagner (aunque curiosamente Dredd
sí que había aparecido en la serie de Anderson que se publicaba en el Megazine)
debido a que éste había preferido no utilizarla a causa de las desavenencias
que Alan Grant mantenía en esa época con los editores del 2000AD. En todo caso,
una vez producido el regreso de Alan Grant y de la propia Juez Anderson a las
páginas de la revista, Wagner decidió aprovechar el papel que Anderson había
jugado en La Ciudad de los Condenados
para volver a utilizar a la Juez psíquica en una historia de Dredd, contando
además para ello con la colaboración de Alan Grant. Vamos, como en los viejos
tiempos.
A modo de resumen sobre lo
que había sucedido hasta entonces, la propia historia contaba como el comienzo
de la saga había tenido lugar en el año 2102, cuando el Juez Feyy, un
precognoscitivo de la Psi Division con un porcentaje de acierto del 88%, había
profetizado en su lecho de muerte que En
el Año 2120 un terrible desastre recaería sobre Mega-City Uno, siendo su
única esperanza un joven mutante llamado Owen Krysler que años atrás había
abandonado la ciudad junto con su familia. Tras encontrarle después de muchas vicisitudes
en el planeta Xanadú y arrebatárselo a la Banda de los Ángel, Dredd había
considerado que aquel niño era un ser intrínsecamente malvado y que la ciudad
afrontaría mejor sin él lo que tuviera que suceder, dejándole abandonado en
aquel planeta en manos de su gobernante, un ser robótico llamado Grunwalder.
Dos años más tarde, en el año 2104, exiliado en Xanadú, el joven y poderoso mutante había enviado a Angel Malamáquina y a Fink Angel a vengarse de Dredd por haberle privado del futuro que le había sido profetizado como gobernante de la megaciudad más importante del planeta. Sin embargo, tras ver cómo fracasaban sus planes de venganza, un par de misiles bien dirigidos del Departamento de Justicia habían acabado vaporizándole de la existencia como castigo por los crímenes cometidos. Finalmente en el año 2106, usando tecnología temporal experimental, los Jueces Dredd y Anderson habían viajado al año 2120 para comprobar la realidad de las predicciones del Juez Feyy, descubriendo que esas predicciones se habían convertido en una realidad de pesadilla: Mega-City Uno había sido arrasada por el enorme poder psiónico de una criatura conocida tan solo como el Mutante, consiguiendo averiguar durante el transcurso de la saga que éste no era sino un monstruoso clon de Owen Krysler creado por Grunwalder.
Tras escapar a duras penas con vida y conseguir regresar a su propia época, Dredd y Anderson volvían a Xanadú y ejecutaban al clon de Krysler en el momento en que éste salía por primera vez de su tanque de clonación, cortando de raíz el futuro que amenazaba a la ciudad y alterando de esta manera la línea temporal que lo había causado. No obstante, como señalaba Anderson al final de la historia, aún quedaban paradojas temporales sin explicación, por lo que habría que esperar a que llegase el año 2120 para asegurarse de que lo que habían hecho, había funcionado.
Así, tras catorce años de espera, había llegado por fin el momento de saber si Dredd y Anderson habían conseguido acabar de manera definitiva con Krysler y alterar el curso de la historia, o si por el contrario, la línea temporal era inalterable e iba a encontrar de alguna manera la forma de reajustarse. Con esta pregunta como eje argumental sobre el que ahora giraba la historia, la segunda semana del mes de Enero de 1998 vio cómo se publicaba lo que era el capítulo final de la saga, el cual precisamente comenzaba a las cero horas del día 5 de Enero del año 2120, es decir, tal y como Dredd y Anderson habían averiguado durante el transcurso de La Ciudad de los Condenados, el mismo día en que el Mutante se había manifestado por primera vez en Mega-City Uno, llevando a cabo su destrucción en cuestión de minutos.
Desde el punto de vista argumental, tal y como se describía al comienzo de la historia, un extraño viento procedente de la Tierra Maldita había arrastrado consigo una espesa niebla que llevaba varios días extendiéndose sobre la ciudad, incrementándose muy por encima de lo habitual tanto la tasa de suicidios como el porcentaje de crímenes violentos. En esta ambientación un tanto inquietante, Dredd empezaba a tener la inequívoca sensación de que esa noche había además algo extraño flotando en el ambiente.
Sus presentimientos demostraban ser ciertos cuando
unas horas más tarde divisaba una figura en un estrecho callejón que intentaba
llamar su atención. Al alcanzarla, descubría que se trataba de Owen Krysler,
algo que su razón le decía que era completamente imposible al haberle visto
morir en dos ocasiones, una de ellas incluso por su propia mano. Al mismo
tiempo que Dredd afrontaba esa aparente e inexplicable aparición del Juez Niño,
en otra parte de la ciudad la Juez Anderson también percibía el regreso de
Krysler a causa del impacto que su presencia estaba produciendo en el plano
psíquico, dándose cuenta además de que el objeto de su ataque estaba siendo el
propio Juez Dredd.
Al comprender el peligro que
corría su compañero, Anderson solicitaba de inmediato su paradero a Control y
partía a toda velocidad al lugar donde se encontraba, localizándole solo y
completamente inmóvil en el mismo callejón en el que Dredd había divisado a
Krysler. Ajeno a la llegada de Anderson, y sin saber que todo lo que estaba
sucediendo únicamente tenía lugar en su mente y dentro del plano psíquico,
Dredd había disparado a Krysler a la cabeza y había visto cómo, en lugar de
morir, éste se reencarnaba en el Mutante, comenzando una vez más a desatar el
caos sobre la ciudad y haciéndole revivir el momento en que había perdido sus
ojos durante el enfrentamiento que había tenido lugar en La Ciudad de los Condenados.
Sin embargo, aunque en principio todo parecía estar sucediendo en la mente de Dredd, la situación también empezaba a tener su reflejo en el mundo real cuando los Jueces de la Tek Division avisaban al Juez Jefe Volt de que las fluctuaciones temporales que comenzaban a registrarse en los laboratorios de salto temporal se estaban saliendo de la escala, siendo imposibles de controlar y resultando impredecible lo que pudiera suceder en cualquier momento.
Al hallarse Dredd atrapado en
su propia mente, Anderson no tenía más remedio que introducirse también en ella
y enfrentarse al Mutante en el plano psíquico. Desgraciadamente, tal y como ya
había sucedido en La Ciudad de los
Condenados, Anderson comprobaba que la criatura que antes había sido Owen
Krysler seguía siendo increíblemente poderosa y que la superaba por mucho,
siendo incapaz de hacerle frente.
A punto de caer asesinada a manos del poseído Dredd, la Juez Psíquica conseguía acceder a la mente de la criatura en un último esfuerzo por sobrevivir, siendo entonces cuando descubría que allí no había ninguna mente a la que acceder puesto que en realidad no existía mente alguna desde hacía mucho tiempo. Lo único que quedaba de ella eran los ecos de los odios y emociones que había albergado un ser muy poderoso que a consecuencia de lo sucedido nunca había llegado a existir y que se resistía a desaparecer en el olvido. Su necesidad de manifestarse había sido tan poderosa que había intentado hacerse real, desapareciendo finalmente de la existencia al tener que afrontar la realidad de que tan sólo era una resonancia, un eco, de algo que ya no existía y que no iba a existir jamás.
Tras desvanecerse ese eco
temporal de la realidad, la normalidad se restablecía en los laboratorios de la
Tek Division y la espesa niebla que llevaba días cubriendo la ciudad comenzaba
a desaparecer. Como se veía al final de la historia, las veinticuatro horas del
día 5 de Enero del año 2120 habían transcurrido en su totalidad y el reloj
marcaba ya las cero horas del día siguiente. Al haber transcurrido por entero
el día en que el Mutante se hubiera debido manifestar en Mega-City sin que
hubiera conseguido hacerlo, su amenaza quedaba definitivamente superada.
A pesar de tratarse de una
historia que tan sólo presentaba una extensión de 24 páginas, lo cierto es que En el Año 2120 vino a confirmar la
consistencia creativa de una serie que trabajaba con historias en tiempo real y
que era capaz de presentar en sus páginas un evento que había sido anunciado
dieciocho años antes, en un cómic publicado en el año 1980. La valoración
también era positiva desde el punto de vista artístico. Jason Brashill, uno de
los artistas más destacados del 2000AD en aquellos años y habitual en muchas de
sus portadas (de hecho, la del propio Prog.
1077 también era suya), cumplía con creces y demostraba ser el artista más
adecuado y convincente para sacar adelante esta historia en la época en que le
había tocado publicarse, consiguiendo plasmar en ella muchas viñetas oscuras y
espeluznantes que llevaban las visiones de Feyy más allá de lo que se había
podido ver en las anteriores historias de la saga que habían aparecido en la
década de los ochenta. En definitiva, un epílogo que resultaba tan interesante
como recomendable a la hora de completar y dar por concluida una de las sagas
más clásicas y reconocibles del Juez Dredd.
A continuación de En el año 2120, los Progs. 1078 a 1083 presentaron Desaparecido (Missing), una saga de seis episodios y 36 páginas de extensión que
aparecería durante los meses de Enero y Febrero de 1998 y que iba a traer
consigo el regreso de tres de los principales protagonistas de El Pozo (The Pit): los Jueces DeMarco, Giant y Guthrie, al tiempo que
presentaba como argumento principal la repentina y misteriosa desaparición del
Juez Dredd de Mega-City Uno. La historia estaba de nuevo a cargo de John
Wagner, siendo el artista Lee Sullivan quien esta vez se encargaba del apartado
gráfico, el cual resultaba por cierto bastante flojo. Conocido en aquellos años
por sus trabajos para el magazine del Dr. Who y por haber trabajado con Wagner
en algunos de los episodios de The Pit,
Sullivan no dejaba de ser sino un dibujante bastante funcional que
habitualmente era más apreciado entre sus editores por cumplir a tiempo con las
fechas de entrega que por sus resultados artísticos.
Ambientada como un thriller de carácter básicamente detectivesco y respondiendo a una temática puramente policial, la historia comenzaba con la inesperada aparición de la Lawmaster del Juez Dredd abandonada en un callejón de la ciudad, sin nadie a su alrededor y sin encontrarse rastro de él por ninguna parte. Ante la importancia y el simbolismo que Dredd tenía para la ciudad, su desaparición requería respuestas, motivo por el que el Juez Jefe Hadrian Volt llamaba a la Juez DeMarco, siendo a ella y al Juez Giant a quienes encomendaba la localización del paradero de Dredd, siempre y cuando aún siguiese con vida, lo que a medida que iban pasando las horas parecía cada vez más dudoso. A efectos de continuidad, reseñar que de nuevo volvíamos a tener noticia de los rumores que circulaban en el Departamento sobre Dredd y DeMarco, en este caso a través de un comentario de Volt a la propia DeMarco, indicando que le asignaba el caso debido a su proximidad con Dredd, a lo que DeMarco le respondía con toda la intención del mundo que nadie se acercaba tanto a Dredd como parecía querer indicar Volt.
Mientras Giant y DeMarco seguían pistas que no les llevaban a ninguna parte, los lectores teníamos por fin las primeras noticias de lo que le había sucedido a Dredd al final del segundo episodio de la saga, que era donde descubríamos la existencia de una red de coleccionistas de gente famosa y de los marchantes que les proporcionaban a éstos sus “piezas de colección”.
En concreto, uno de esos
marchantes, la ciudadana Lulu Wang, era quien había logrado capturar a Dredd
mediante una ingeniosa trampa con gas somnífero disimulada en el interior de un
vehículo supuestamente averiado. Después de haber mantenido a Dredd durante
varios días en suspensión criogénica, Wang
se lo había acabado vendiendo por una salvajada de millones a un acaudalado
ciudadano de Mega-City que respondía al nombre de Mr. Cronix, quien ya tenía en
su colección privada a varias de las personas más famosas de la ciudad, las
cuales también habían desaparecido de manera repentina e inesperada sin haberse
vuelto a saber nada más de ellas, siendo al final del episodio cuando se
descubría que Dredd se había convertido en la joya de la corona de su colección
de gente famosa.
Habiendo transcurrido varias
semanas desde la desaparición de Dredd sin haberse obtenido ningún resultado
positivo, el Departamento de Justicia estaba a punto de darle oficialmente por
muerto, cuando Giant y DeMarco decidían cambiar el enfoque de la investigación
y centrarse en el conjunto de personas desaparecidas en los últimos tiempos en
lugar de centrarse únicamente en el caso de Dredd. Tras incorporarse el Juez
Guthrie a la investigación como experto conocedor de todo lo que se movía en
los bajos fondos de la ciudad, los tres llegaban a la conclusión de que,
efectivamente, una red de tráfico de personas famosas podía estar operando en
la ciudad sin que nadie tuviera conocimiento alguno de su existencia.
De esta manera, a partir de la segunda mitad de la saga, la acción se bifurcaba en dos direcciones. Así, mientras Dredd comenzaba a elaborar un plan para escapar de la jaula en que Cronix le tenía encerrado junto al resto de famosos que formaban su colección, Giant y DeMarco se hacían pasar por una pareja de delincuentes que habían secuestrado a una conocida celebridad de la que ahora querían deshacerse, consiguiendo establecer contacto con la misma red de tráfico de personas que había secuestrado a Dredd.
Tras los diferentes giros que iban teniendo lugar en
la investigación, el desenlace final de la historia veía como los Jueces
llegaban hasta la mansión de Cronix en el momento en que Dredd lograba escapar
de la jaula en que se encontraba retenido y se enfrentaba a su captor, quien
trataba de impedir su fuga antes de acabar aplastado por una gigantesca lámpara
que el propio Dredd hacía caer sobre él, siendo así como concluía una de las
sagas de mayor extensión que llegaron a aparecer en este periodo.
Como se puede apreciar, a
pesar de tener un título idéntico al de la famosa película de Costa Gavras
ambientada en la dictadura de Pinochet, la historia no tenía nada que
ver con ningún tipo de denuncia o significación de carácter político. Muy al
contrario, su importancia radicaba sobre todo a efectos de continuidad,
sirviendo para volver a traer al primer plano de la actualidad a tres de los protagonistas
que habían aparecido en The Pit, los
Jueces Giant, Guthrie y DeMarco, y destacando especialmente la nueva aparición
que volvía a realizar esta última, que claramente comenzaba a adquirir cada vez
más importancia dentro de la serie y del propio Departamento de Justicia; de
hecho, aparte de llevarse la portada correspondiente a esta saga, DeMarco estaba
a pocos meses de ser nombrada Jefe de Sector, uno de los puestos de mando más
importantes en el organigrama judicial de Mega-City Uno.
Siguiendo a esta nueva aparición de la Juez DeMarco, otro personaje que también iba a regresar a la serie, y que igualmente estaba a punto de adquirir una gran importancia en los planes de futuro que estaba trazando John Wagner, era la Juez Jura Edgar, la maquiavélica directora de la PSU, o lo que es lo mismo, de la Unidad de Vigilancia Pública encargada de observar y monitorizar a todos los ciudadanos de Mega-City Uno a través de las miles de cámaras que existían por toda la ciudad.
Tras su primera y destacada aparición en Los Archivos de Cal (Progs. 959-963), el regreso de la Juez Edgar tenía lugar esta vez en las páginas del Judge Dredd Megazine, siendo en concreto en el Meg. 3.40 donde se publicaba Sleaze (que supongo que su traducción más correcta sería Sórdido, aunque personalmente a mí me guste más la idea de Corrupción), una historia de 17 páginas a cargo de John Wagner y del artista John Burns que aparecía en el mes de Abril y que a la postre resultaba ser la única historia original que se contenía en este número del Megazine, toda vez que el resto de páginas se dedicaba a reeditar material aparecido previamente en Estados Unidos aunque siempre firmado por autores británicos. Por otra parte, al igual que había sucedido unos meses antes con el 2000AD, el Megazine también estrenaba nueva presentación, apareciendo con el mismo tipo de papel que ahora utilizaba el 2000AD y con un nuevo logo en su cabecera que sustituía al anterior.
En lo que se refiere al contenido de la historia, si bien ya existía un elevado grado de tensión entre Edgar y Dredd tras lo sucedido en Los Archivos de Cal, era precisamente aquí donde su enfrentamiento alcanzaba mayor intensidad y desataba una situación de auténtica guerra fría entre ambos. En este sentido, Sleaze tenía por objeto mostrar los aspectos más Sórdidos de la Corrupción que existía en determinadas esferas de la ciudad, sirviendo además para aproximar al personaje de la Juez Edgar hacia una versión femenina de J. Edgar Hoover, el temido director del FBI en los años del macartismo y de la guerra fría, caracterización que se veía reforzada por los comentarios que hacía Dredd sobre los métodos que utilizaba la directora de la PSU, acumulando archivos secretos que afectaban a personas de interés para el Departamento de Justicia, obteniendo pruebas mediante procedimientos ilegales y justificando siempre los medios utilizados con el fin perseguido.
Desde el punto de vista
gráfico, la elección de John Burns para encargarse de esta historia no puede
decirse tampoco que tuviera mucho de casual, toda vez que Burns había sido el
creador de la Juez Edgar y Wagner había decidido en su momento escribir todas estas
primeras apariciones del personaje teniendo siempre en mente a John Burns; de
hecho, abundando en esta situación, sería también el propio Burns quien
volviese a hacerse cargo de la siguiente aparición de Edgar que iba a tener lugar en La Danza del Escorpión (Progs. 1125-1132).
Argumentalmente todo comenzaba mientras Dredd hacía una patrulla de vigilancia en el Hoverama (o lo que es lo mismo, el aerocine de toda la vida, equivalente en Mega-City Uno a los autocines norteamericanos) situado en el Bloque Lobsang Rampa, donde la continua entrada y salida de vehículos propiciaba toda clase de negocios ilegales en el interior del recinto. Era en una de esas rondas de vigilancia cuando Dredd sorprendía al concejal Hamilton Gris en plena comisión de un delito de corrupción mientras recibía dinero de un ciudadano que respondía al nombre de Andover Bucks. Toda vez que Bucks estaba grabando el soborno con la excusa de tener una salvaguarda por si llegase a necesitarla (o al menos eso es lo que Bucks aseguraba al sorprendido concejal), Dredd aprovechaba esa grabación como prueba y la utilizaba para enviarles a los dos a los cubos por corrupción y posible evasión de impuestos.
Sin embargo, apenas unos días
más tarde, Dredd impedía el asalto de una banda de motoristas a un vehículo
civil y descubría que el ciudadano que conducía el vehículo asaltado era
precisamente el mismo concejal al que había detenido unos días atrás y que de
manera sorprendente se encontraba ahora en la calle, disfrutando de su libertad
sin mayores problemas. Como el propio concejal tartamudeaba a Dredd, un
desafortunado incidente al analizar la grabación que Dredd había confiscado a Bucks había hecho que se ésta borrase
accidentalmente, de manera que el concejal corrupto había quedado en libertad
por falta de pruebas. Cuando Dredd acudía a la Tek Division para aclarar lo
sucedido, descubría que el borrado accidental de la grabación no había sido
causado por ningún técnico inexperto, sino que el responsable había sido el
propio Jefe de División en persona, el Juez McGovern, que era quien se había
encargado de realizar su análisis, algo que resultaba bastante inusual y que
levantaba de inmediato todas las sospechas de Dredd.
Tras acudir al despacho de McGovern y tener una muy poco amistosa conversación con él a escasos centímetros de su cara, Dredd descubría que no había habido ningún soborno de por medio, sino que McGovern había borrado la grabación siguiendo instrucciones directas de la PSU, y más concretamente de su directora, la Juez Jura Edgar. Al acudir a Edgar para pedirle explicaciones de lo ocurrido, ésta no tenía problema en reconocer lo sucedido a Dredd, explicándole que Andover Bucks, el autor de la grabación al concejal, era en realidad un Juez asignado a la PSU y que Edgar utilizaba ese tipo de grabaciones para tener siempre asegurada la colaboración de todos los representantes electos de la ciudad, incluyendo al propio alcalde, de manera que el Departamento de Justicia pudiese utilizar a cualquiera de ellos a su conveniencia cada vez que fuese necesario. Esa era la razón de que Bucks estuviese grabando al concejal Hamilton Gris en plena recepción de un soborno y de que éste hubiese quedado en libertad tras ser detenido por Dredd. Como Edgar informaba también a Dredd, el Juez Jefe Hadrian Volt era perfecto conocedor de todo lo que estaba haciendo la PSU y dejaba actuar a Edgar a su discreción, tal y como habían venido haciendo todos los Jueces en Jefe de Mega-City Uno durante los últimos 18 años, es decir, los mismos que Edgar llevaba al frente de la Unidad.
Ignorar sistemáticamente la
comisión de delitos con el fin de almacenar información con la que poder
chantajear a los infractores de la ley para obligarles a actuar de la mejor
manera para los intereses del Departamento, no era la manera adecuada de
defender la ley a ojos de Dredd, de manera que éste decidía tomar cartas en el
asunto y poner fin a aquella situación jugando al mismo juego sucio que Edgar.
Así, de manera bastante sutil y sin dejar rastro alguno, Dredd acudía a un
hacker al que había detenido en varias ocasiones para que le ayudase a piratear
el ordenador de Edgar, facilitándole los códigos de acceso de la propia
directora de la PSU y accediendo así a todas las grabaciones que ésta tenía de
los altos cargos municipales de la ciudad.
A continuación, filtraba esas
grabaciones de manera anónima a los medios de comunicación y levantaba un
escándalo de proporciones extraordinarias con todo lo que aparecía en ellas, de
manera que los Jueces no tenían más remedio que intervenir ante el terremoto político
que se producía, deteniendo a todos los miembros del Consejo Municipal que
aparecían en esas imágenes difundidas anónimamente por Dredd (más de 280
personas según los medios), acabando todos ellos en los cubos y perdiendo así
Edgar todo el poder y la influencia que tenía sobre el Consejo Municipal de
Mega-City Uno.
Siendo consciente de que todo
había sido obra de Dredd, Edgar acudía directamente a Volt y le pedía su placa
como represalia por haberse inmiscuido en su trabajo, pero Volt no estaba por
la labor de entregar la cabeza de Dredd a nadie, respondiéndole a Edgar que
Dredd había hecho lo que había que hacer, solucionando el problema sin dejar en
evidencia al Departamento de Justicia y antes de que resultase imposible de
manejar adecuadamente. Contrariada y furiosa por lo sucedido, Edgar se convertía
a partir de ese instante en el mayor y más encarnizado enemigo de Dredd dentro
del propio Departamento, dando pie a una guerra entre ambos que Edgar no
pensaba dar ni mucho menos por zanjada. Muy al contrario, las consecuencias de
ese enfrentamiento iban a dar lugar a situaciones verdaderamente comprometidas
en el futuro.
Volviendo de nuevo a las páginas del 2000AD, tras publicarse en los Progs. 1087 a 1089 la que iba a ser la última aparición en la serie de Jacob Sardini, el Taxidermista (Revenge of the Taxidermist), los Progs. 1090 y 1091 vinieron a presentar durante las dos últimas semanas del mes de Abril El Ángel de la Misericordia (Angel of Mercy), una pequeña historia de 12 páginas a cargo de John Wagner y Alex Ronald en la que regresaban dos de los personajes que habían protagonizado Ciudad Loca en los Progs. 1050 a 1052: los ciudadanos Homer y Oola Blint, esta última también conocida como el Ángel de la Misericordia, la asesina en serie más buscada de Mega-City Uno con más de trescientos asesinatos en su haber confirmados hasta ese momento, tal y como se encargaba de hacer constar el propio Juez Dredd en esta historia.
Toda vez que Homer Blint ya había quedado caracterizado
como un completo idiota desde su presentación inicial en Ciudad Loca, la nueva aparición de ambos tenía por objeto
profundizar en las inquietantes actividades de Oola, de la que lo único que
sabíamos hasta ese momento era que se trataba de una asesina muy peligrosa, que
estaba de bastante buen ver si te iba el rollo gótico, y que iba llamando a las
casas con el fin de practicar una eutanasia no deseada a todos aquellos que
cometían la imprudencia de abrirle la puerta.
Ahora tocaba averiguar unas cuantas cosas más sobre ella. La primera, que su modus operandi preferido consistía en incapacitar primero a sus víctimas con gas somnífero (aunque también llevaba un martillo bastante contundente en su bolso para emergencias) para luego administrarles una droga llamada zilocaina que los enviaba pacíficamente al otro barrio mientras se hallaban inconscientes. Otra cosa que se descubría en esta historia era que Oola no se veía a sí misma como una psicópata peligrosa (que obviamente es lo que era), sino que se consideraba una fervorosa creyente enviada por Grud a la Tierra con la misión de liberar a sus conciudadanos de la opresiva locura en que vivían; de hecho, Oola no sólo estaba totalmente convencida de que estaba haciendo un trabajo que le había sido encomendado por el propio Grud, sino también de que éste la protegía para que los Jueces no la atrapasen nunca, lo que de alguna manera al final acababa siendo bastante cierto, puesto que siempre conseguía escapar milagrosamente de las situaciones más comprometidas. Y por último, otra cosa que averiguábamos era que solamente era Oola quien se refería a sí misma como el Ángel de la Misericordia, puesto que los Jueces y los medios de comunicación se referían a ella como la Mujer de Negro o la Asesina de la Eutanasia, al carecer de más datos sobre ella.
Desde el punto de vista
argumental, la historia comenzaba con Homer reconvertido ahora en lo que en el argot
de Mega-City se conoce como un “Peeper”, es decir, en un “Mirón” (ciudadano que
colabora de manera altruista con los Jueces, vigilando todo el día a sus
vecinos con unos prismáticos a fin de poder informar a los Jueces de cualquier
delito o actividad sospechosa que les vea cometer) tras haber sido expulsado
del equipo de vigilancia aérea del Bloque Norman P. O´Connor debido a su
desastrosa intervención en los hechos que habían tenido lugar en Ciudad Loca.
Así, mientras Oola salía a dar un paseo por la ciudad para dedicarse a “sus cosas”, a Homer se le presentaba por fin su gran oportunidad cuando el Juez Dredd en persona requería sus servicios para sustituir a otro “Mirón” que había enfermado y que tenía que encargarse de vigilar una serie de apartamentos situados en los bloques Steve Reeves y Elvis Presley. En uno de ellos iba a tener lugar un importante negocio ilegal en el que los Jueces esperaban pillar in fraganti a todos los implicados, quedando encargado Homer de avisarles cuando los sospechosos apareciesen por el piso donde se había concertado la reunión.
Sin embargo, para gran horror
de Homer, justo en el momento en que la operación de vigilancia estaba a punto
de llegar a su momento culminante, éste descubría a su esposa en el momento en
que mandaba a visitar a Grud a uno de los desafortunados vecinos del Elvis
Presley. Incapaz de centrarse en otra cosa que no fuera el asesinato que estaba
viendo cometer a su esposa, Homer pasaba completamente de la operación que en
ese momento tenía entre manos y deducía que Oola era la famosa Mujer de Negro de
la que estaban hablando todos los días en las noticias, descubriendo además que
se había cargado a los tres ocupantes de los pisos contiguos a aquel en el que
se encontraba, tal y como le mostraban los escáneres que ahora estaba enfocando
sobre ellos.
Todo se complicaba cuando
Dredd y sus hombres llegaban a la puerta del piso vigilado y le preguntaban por
radio a Homer si los delincuentes que se encontraban en su interior iban
armados o no. Sin saber siquiera lo que le estaban preguntando a causa del estado
de nervios en que se hallaba, Homer respondía negativamente, cuando en realidad
los ocupantes del piso iban armados hasta los dientes, liándose un tiroteo de
mil demonios al entrar Dredd y los desprevenidos Jueces en el apartamento
supuestamente vigilado por Homer. Al escuchar el estrépito de los disparos,
Oola se olía que algo iba mal y desaparecía del lugar, marchándose de allí a
toda prisa.
A fin de no denunciar a su
esposa, Homer alegaba más tarde haberse quedado dormido mientras llevaba a cabo
la vigilancia que le había sido encomendada, especialmente cuando los Jueces
descubrían que la famosa Asesina de la Eutanasia había estado actuando en el
bloque Elvis Presley ante las mismas narices de Homer y sin que éste se hubiese
enterado de nada, lo que provocaba que Dredd le retirase la licencia de Mirón
de por vida, máxime al haber resultado heridos varios Jueces a causa de su
supuesta negligencia.
Una vez en casa, el abatido Homer le confesaba a Oola todo lo que había descubierto sobre ella, siendo entonces cuando su esposa se sinceraba con él y le proponía que se uniese a ella en su interminable cruzada de llevar la paz de Grud al mayor número de ciudadanos posibles, proposición a la que el deprimido Homer parecía ser bastante receptivo tras haber perdido de manera definitiva su oportunidad de ser un importante colaborador de la justicia en la lucha contra el crimen. En cualquier caso, no habría más remedio que esperar a la siguiente aparición de los Blint en la serie para averiguar si Homer se iba a acabar uniendo o no a su esposa en su incansable labor de proporcionar un descanso eterno y satisfactorio a todos aquellos atribulados ciudadanos de Mega-City Uno que se cruzaban en su camino.
Con estos antecedentes, la
segunda mitad del año 1998 iba a traer novedades de gran trascendencia para el
universo en viñetas de Mega-City Uno. La primera de ellas iba a ser el
importante giro argumental que se iba a producir en la relación entre el Juez
Dredd y la Juez DeMarco, con importantes consecuencias para el futuro más
inminente de la serie. Y por supuesto, por si los asuntos del corazón no fuesen
materia suficiente para el sector más duro de los seguidores del Juez Dredd,
los Jueces Oscuros estaban a punto de regresar a la ciudad, y esta vez se
traían consigo a un invitado muy especial que iba a motivar el cuarto y último
crossover entre el Juez más duro de Mega-City Uno y el héroe más famoso de
Gotham City. Con mejor o peor fortuna, creo que está bastante claro de lo que hablaremos en la próxima entrada.
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