A principios de 1994, toda la crítica especializada del mercado de cómics británico coincide en que las ventas del 2000AD no eran precisamente las mejores de su historia editorial. Lo cierto es que desde la marcha de Garth Ennis, las historias del Juez Dredd que estaban apareciendo en el 2000AD habían bajado demasiado el nivel. El inusual número de guionistas distintos que había pasado a ocuparse del personaje estrella de la revista impedía que las historias que aparecían en ella tuviesen la estabilidad y continuidad necesarias para mantener el interés de los lectores. Según comenta David Bishop, editor en aquella época del Judge Dredd Megazine y que también acabaría siendo nombrado editor del 2000AD antes de que finalizase el año, parece ser que fue Steve MacManus el que urgió al entonces editor Alan McKenzie para que consiguiese como fuera que John Wagner regresase al 2000AD y volviese a escribir las historias de Dredd. Afortunadamente para todos, Wagner estuvo de acuerdo en volver, comenzando a simultanear sus guiones tanto para el 2000AD como para el Megazine y siendo consecuencia directa de ese regreso el crossover que acabaría apareciendo ese año entre ambas revistas: Las Tierras Salvajes (Wilderlands), uno de los Mega-Epics del Juez Dredd más extensos que se han llegado a publicar en toda la historia del personaje.
Echando un poco la vista atrás, el año había comenzado con John Wagner escribiendo exclusivamente en las páginas del Megazine, en el que tras concluir la trilogía de Mechanismo había presentado algunas historias que habían dejado un muy buen sabor de boca entre los aficionados. Una de ellas fue un brillante episodio de humor negrísimo con el desequilibrado Angel Malamáquina de protagonista y con el propio lector como principal cómplice: Tú eres Malamáquina (You are Mean Machine), una historia corta de nueve páginas aparecida a mediados de Febrero (Meg. 2.47) y que contaba con Greg Staples, el discípulo más aventajado de Simon Bisley, en el apartado gráfico.
Con motivo de la fuga de
Malamáquina durante su traslado a una clínica del Sector 7, a fin de recibir su
sesión periódica de terapia electro convulsiva, el episodio iba mostrando los
múltiples asesinatos y desastres de todo tipo que el psicótico cyborg iba
causando a su paso mientras intentaba escapar de la ciudad. La particularidad
consistía en que esta vez Wagner planteaba tres opciones al lector para que se
pusiera en la piel de Malamáquina antes de que éste emprendiera una acción
determinada. Planteada así la historia como una especie de pasatiempo, el
premio para el lector que lograse más aciertos consistía en la implantación de
un dial en la cabeza de manera totalmente gratuita, un premio lógicamente
ficticio que luego en la práctica se veía sustituido por ocho de las páginas
originales de Staples para los primeros concursantes que hiciesen llegar sus
resultados a la revista.
Precediendo al poco afortunado regreso de Mike McMahon a las páginas de Dredd que tendría lugar en Howler (Megs. 2.53-2.56), otra de las buenas historias que John Wagner vino a presentar en el Megazine antes de incorporarse de nuevo al 2000AD fue Giant (Megs. 2.50-2.52), una historia de 28 páginas aparecida en el mes de Abril y que presentaba la graduación final en las calles de Mega-City Uno del cadete Giant, el hijo del primer Juez Giant, fallecido a manos de Orlok el Asesino durante el transcurso de la Blockmanía (Progs. 236-244). Con el veterano Ian Gibson a cargo del apartado gráfico, la historia continuaba la trama que giraba alrededor del joven cadete que había sido presentado cinco años atrás en la serie (Progs. 651-655) y que había llegado a adquirir un destacado protagonismo en los acontecimientos que habían tenido lugar durante la Necrópolis (Progs. 672-699). Ahora, la supervisión final para decidir si Giant se convertía o no en Juez corría a cargo del propio Juez Dredd, quien durante todo un día tenía que dejar al joven cadete al mando de las situaciones con que ambos se encontrasen y decidir al final de la prueba si las había manejado adecuadamente.
Con apenas quince años cumplidos, Giant era de los pocos cadetes en la historia de la Academia a los que se había considerado aptos para salir a las calles a una edad tan temprana, algo que sólo había ocurrido con anterioridad en los excepcionales casos del propio Dredd y de su hermano Rico y que en el futuro sólo se volvería a repetir también de manera excepcional con la joven cadete América Beeny. Tal y como se explicaba al inicio del primer episodio, el enorme número de bajas sufridas por los Jueces en los últimos tiempos y el extraordinario desarrollo físico y aptitudes que presentaba el joven a pesar de su edad, le hacían merecedor de una medida tan excepcional a ojos del Departamento de Justicia. A efectos de continuidad, la historia volvía a hacer hincapié en uno de los temas que acabarían siendo representativos de la serie, como era el examen final de graduación en las calles que tenían que pasar todos los cadetes de la Academia antes de convertirse en Jueces, procedimiento visto con anterioridad en historias como La Academia de la Ley (Progs. 27-28) o Fabricando un Juez (Progs. 370-373).
La historia contenía además la sorprendente revelación de que Walter, el antiguo y servicial robot del Juez Dredd, se había vuelto malvado y estaba intentando llevar a cabo un nuevo levantamiento de todos los robots de Mega-City en memoria de su destruido líder Llámame Kenneth (Progs. 10-17). Pues bien, a modo de curiosidad, el artista que originalmente se iba a encargar de esta historia era Kevin O´Neill, encantado por cierto de llevarla a cabo puesto que le ofrecía la posibilidad de dibujar la destrucción de Walter el Wobot, personaje al que O´Neill había reconocido no haber llegado nunca a apreciar demasiado. Sin embargo, problemas de fechas en su calendario le obligaron a apartarse del proyecto, lo que significó la entrada en él de Ian Gibson, que en ese momento venía de encargarse junto al propio Wagner de las nuevas aventuras del famoso y reconocido artista de la taxidermia humana, Jacob Sardini (Progs. 507-510), en El Regreso del Taxidermista (Megs. 2.37-2.46). Gibson se había encargado de dibujar muchas de las primeras apariciones de Walter en 1977, y además, había sido también el artista encargado de llevar a cabo la primera aparición de los cadetes, de la Academia y del primer Juez Giant, padre del cadete que ahora intentaba convertirse en Juez, con lo que de alguna manera puede decirse que Gibson vino a cerrar un círculo con esta historia.
Aunque el regreso de John Wagner a las páginas del 2000AD tuvo lugar con La Máquina del Tiempo (Progs. 889-890), una historia dibujada por Ezquerra aparecida durante la segunda quincena del mes de Mayo, en la práctica puede decirse que fue Conspiración de Silencio (Progs. 891-894), la historia que iniciaba el arco argumental en el que se integraba el crossover que ese año iba a tener lugar entre el 2000AD y el Judge Dredd Megazine, la que supondría el punto de partida para el regreso del escritor al 2000AD.
Haciendo un poco de historia, a pesar de que la idea de llevar a cabo un crossover entre el 2000AD y el Megazine no había sido del todo demasiado bien recibida por los lectores apenas un par de años antes, cuando Garth Ennis se había encargado de llevar a cabo El Día del Juicio (Progs. 786-799 y Megs. 2.04-2.09), el primer crossover que había tenido lugar entre las dos revistas, el éxito comercial que este tipo de crossovers estaban teniendo al otro lado del Atlántico, acabó derivando en que la tradicional saga de Dredd que tocaba publicar ese año fuese editorialmente reconvertida en un segundo crossover entre el Megazine y el 2000AD, convenciéndose a John Wagner para que fuese él mismo quien lo llevase a cabo. La única premisa editorial que Wagner debía tener en cuenta a la hora de desarrollar el crossover es que la línea argumental debía tener sentido para aquellos lectores que sólo siguieran el 2000AD y para aquellos otros que sólo siguieran el Megazine. Con estos antecedentes como base editorial, sería cómo acabase apareciendo Wilderlands (Las Tierras Salvajes), la gran macrosaga del Juez Dredd del año 1994 y una de las más extensas que ha tenido el personaje a lo largo de su trayectoria editorial.
Desde el punto de vista de su contenido, la saga tocaba sobre todo tres argumentos principales: la trama política que giraba alrededor del Departamento de Justicia entre Dredd y McGruder, la odisea de la supervivencia en un entorno alienígena hostil, y la necesidad de recordar al lector cuáles eran las reglas por las que funcionaba el Juez Dredd como personaje, seguramente lo que más le interesaba contar a John Wagner con esta historia. Estructuralmente, la mecánica del crossover iba a ser en esta ocasión diferente a la utilizada en El Día del Juicio. Mientras que en ese primer crossover la historia se había narrado de una forma prácticamente lineal, con sus episodios alternándose en ambas revistas según iban tocando, Wilderlands comenzaba de una manera distinta, siendo las dos primeras sagas que integraban su arco argumental las que se iban alternando entre el 2000AD y el Judge Dredd Megazine, para luego continuar el crossover directamente de una revista a otra con dos líneas argumentales distintas, una siguiendo al Juez Dredd y la otra siguiendo a la joven Juez Castillo, la otra protagonista del crossover. La saga contenía además varios epílogos independientes que también se presentaban en las dos revistas, es decir, el protagonizado por Castillo aparecía en el Megazine, que era dónde se narraba su parte de la historia, y los protagonizados por Dredd en el 2000AD, que era dónde se contaba la suya.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, el arco argumental de la saga comenzaba en el 2000AD con Conspiración de Silencio (Conspiracy of Silence), una historia introductoria de cuatro episodios (Progs. 891-894) aparecida durante el mes de Junio y la primera semana de Julio que abarcaba 24 páginas y que estaba a cargo de John Wagner y del británico Mark Harrison, quien debutaba en el 2000AD con esta historia. El inicio de la saga se planteaba como una continuación de las tramas que habían quedado pendientes a la conclusión de la trilogía de Mechanismo, sirviendo además como presentación de la nueva asistente personal de McGruder, la Juez Laverne Castillo, una joven e inexperta Juez recién salida de la Academia que había sido trasladada de las calles a los despachos al quedarse paralizada en un tiroteo en el que había fallecido su compañero.
La situación que se vivía
en Mega-City resultaba cada vez más confusa. La Juez Jefe McGruder estaba dando
síntomas cada vez más evidentes de senilidad, pero no podía ser apartada del
cargo porque ella misma había disuelto tras la Necrópolis al Consejo de los Cinco, el único instrumento judicial
con facultades para destituir a un Juez Jefe de Mega-City Uno en caso de
necesidad. En este contexto argumental, Dredd era convocado a una reunión
secreta en un aparcamiento de la ciudad por parte de varios de los Jueces más
importantes del Departamento, entre los que se encontraban la Juez Hershey, el
Juez Niles, director del SJS (siglas del Special Judicial Squad, los Jueces de
Asuntos Internos), el Juez Shenker, director de la Psi Division, y el Juez
Herriman, un ambicioso personaje que aparecía por primera vez en la serie y que
tendría su pequeña cuota de protagonismo en el futuro. La reunión tenía por
objeto solicitar el apoyo de Dredd para restituir el Consejo de los Cinco y
destituir a McGruder. Sin embargo, Dredd decidía no apoyar la propuesta,
considerando que de acuerdo con la ley era la propia McGruder quien debía
dimitir del cargo. Antes de separarse, Niles entregaba una nota a Dredd con la
dirección de un almacén propiedad del Departamento de Justicia que acababa
llevando a Dredd a investigar aquella pista que subrepticiamente se le había
entregado.
El motivo de aquella reunión
parecía dejar claro cuál era la conspiración a la que se refería el título de esta
primera parte de la historia. Sin embargo, John Wagner se encargaba de dar un giro
radical a la trama cuando Dredd llegaba a la dirección proporcionada por Niles
y se encontraba con otro tipo de conspiración que prestaba una nueva
significación a todo lo que se había visto hasta entonces, puesto que el
supuesto almacén se encontraba situado en la Calle del Silencio y lo que se
estaba llevando a cabo en él era algo que supuestamente no debía existir: el
Proyecto Mechanismo seguía activo y nunca había sido cerrado por McGruder, tal
y como ésta había afirmado públicamente, sino que el Juez Quiggley (Meg. 2.37) estaba desarrollando en
secreto una tercera generación de Jueces Robots, el modelo Mark 2A, por orden
directa de la propia McGruder. Sin embargo, al mismo tiempo que Dredd llevaba a
cabo su descubrimiento, el desequilibrado Juez Stich era interrogado con el
suero de la verdad por el segundo al mando de McGruder, el Juez Greel, quien acababa
obteniendo una confesión de Stich sobre lo que realmente había sucedido en las
alcantarillas el día en que Dredd había destruido al modelo Mark 2 y
quebrantado la ley.
Dejando las espadas en todo
lo alto, esta primera parte de la historia concluía con Dredd convocando en el
Palacio de Justicia a los principales Jueces del Departamento para exigir la
dimisión de McGruder, mientras la errática Juez Jefe aguardaba la llegada de
Dredd y del resto de conspiradores con el as en la manga que suponía la
confesión de Stich y las pruebas que tenía contra Dredd. En el apartado
artístico es necesario destacar que el nuevo diseño gráfico de los Jueces
Robots, que aparecía por primera vez en esta historia, era obra del artista
Peter Doherty, quien ya se había encargado en los Megs. 2.22-2.26 de llevar a cabo la segunda parte de la trilogía
de Mechanismo (Mechanismo Returns) y que en esta ocasión era quien se encargaba
también del siguiente capítulo del arco argumental que abarcaba Wilderlands. Otra circunstancia a
destacar es que si bien el guion de Wagner describía a los nuevos robots con
una apariencia más amistosa que la de sus predecesores (de hecho, esta vez
recibían nombres individualizados en lugar de números identificativos a fin de
ser mejor aceptados por los ciudadanos), Doherty decidió seguir un criterio
artístico diferente al propuesto por Wagner, dándoles un color negro y un
aspecto facial bastante más siniestro e inescrutable.
El último capítulo de Conspiración de Silencio conducía
directamente al siguiente capítulo con el que continuaba el crossover, el dibujado por Peter
Doherty, que salía a la venta a la semana siguiente, pero esta vez ya en las páginas del Judge Dredd Megazine, donde la saga iba ahora a continuar de manera quincenal
durante los meses de verano. Su inicio tenía lugar con un único episodio de
nueve páginas que recibía el título de Prólogo
(Meg. 2.57) y era en el que
estallaba la situación que había estado generándose durante los meses
anteriores tras la conclusión de la trilogía de Mechanismo. En plena medianoche del día en que se había anunciado
que iba a tener lugar un viaje diplomático de McGruder a las colonias de
Hestia, el décimo planeta del sistema solar, la Juez Jefe de Mega-City Uno
decidía activar de nuevo el Programa Mechanismo con efecto inmediato, lo que
suscitaba gran controversia entre los Jueces y era noticia en todos los medios
de comunicación de la ciudad.
Siguiendo la trama donde la había dejado Conspiración de Silencio, un conclave de Jueces Mayores, con Dredd presente entre ellos, se presentaba ante McGruder y desafiaba abiertamente su autoridad, exigiéndole la restitución del Consejo de los Cinco para poder proceder inmediatamente a su reemplazo, pero McGruder cambiaba las tornas cuando demostraba que Dredd había saboteado el Programa Mechanismo y falsificado las pruebas que demostraban tanto la fiabilidad del proyecto como su propia culpabilidad, manipulando para ello al Juez Stich. A pesar de que Hershey argumentaba que lo que había hecho era algo necesario para el bien de la ciudad, Dredd reconocía su culpabilidad, desarmando legalmente la postura de los reformistas y siendo condenado por la propia McGruder a cumplir veinte años de trabajos forzados en Titán. La Juez Jefe anunciaba que ella misma llevaría a efecto la sentencia trasladando al arrestado Dredd a Titán durante el regreso a la Tierra de su programado viaje a Hestia, viaje que iba a tener lugar de manera inmediata.
La historia continuaba en el siguiente número del Megazine, donde daba comienzo El Décimo Planeta (The Tenth Planet), una nueva saga de cinco episodios y 46 páginas (Megs. 2.58-2.62) que aparecía quincenalmente de mediados de Julio a mediados de Septiembre, siendo a partir de esta nueva parte de la historia cuando Carlos Ezquerra se hacía cargo de casi todo el protagonismo artístico del crossover hasta su final. Esta era la segunda vez que Ezquerra se hacía cargo de una historia de Dredd en las páginas del Megazine y una de las primeras en que comenzó a utilizar el coloreado por ordenador, si bien hay que tener en cuenta que los programas que existían en el año 1994 no eran ni mucho menos los que existen hoy en día. En este sentido, aunque este sistema de trabajo le iba a permitir al ilustrador español dedicarle mucho más tiempo a la planificación y al dibujo de las páginas de cara al futuro, puede decirse que estas primeras experiencias con el coloreado informático no fueron del todo del agrado de muchos lectores, acostumbrados al que hasta entonces había sido su sello característico propio de imágenes muy claras dominadas por su propio color a mano y que tan buenos resultados le había estado dando desde que había comenzado la época del color para el Juez Dredd.
Esta nueva etapa del crossover, como ocurriría también con todos los capítulos que aparecerían a partir de este momento en las páginas del Megazine, se hallaba narrada por la nueva asistente de McGruder, la Juez Castillo, utilizándose como apoyo de la narración el diario en el que ésta iba anotando sus experiencias en el planeta Hestia, que era donde llegaba la nave espacial Justicia 4 en el inicio de esta parte de la historia y donde se iba a desarrollar el nudo central del crossover. El nuevo y ficticio décimo planeta de nuestro sistema solar había sido descubierto por primera vez en el año 2009, permaneciendo inadvertido hasta entonces a causa del excéntrico arco que describía su órbita alrededor del Sol, del que se hallaba a 180 millones de kilómetros de distancia. Los primeros asentamientos terrestres se habían producido en el año 2051, encontrándose los colonos con un planeta perfectamente habitable pero tremendamente duro y hostil, que estaba además habitado por una extraña y dispersa civilización alienígena que evitaba todo contacto con los humanos. McGruder se dirigía a Hestia con la intención de vender una gran cantidad de las nuevas unidades Mechanismo a los colonos que habitaban el planeta, utilizando al mismo tiempo el traslado de Dredd a Titán con la esperanza de convencerle durante el viaje de las ventajas del Programa Mechanismo, apelando incluso a su vieja amistad para que lo aceptase a cambio de un indulto total. Sin embargo, Dredd se mantenía firme en su postura de que McGruder estaba mal de la cabeza y le respondía que si de verdad le importaba la ciudad lo mejor que podía hacer era dimitir del cargo con urgencia.
La historia funcionaba como una especie de presentación del escenario en el que se iba a desarrollar toda la parte del crossover que venía a continuación, mostrando la relación de maestro y alumna que se iba formando entre Dredd y Castillo y presentando el salvaje entorno de Hestia a través de los ojos de esta última y de su diario. Los colonos se las apañaban a duras penas con el planeta y estaba claro que no necesitaban para nada a las unidades Mechanismo que les quería vender McGruder, cuya frustración por el fracaso de la misión que la había llevado hasta allí la hacía comportarse de una manera cada vez más errática.
La trama se centraba sobre todo en la interacción que se producía entre los personajes que aparecían en la historia, mientras que la acción la proporcionaban los episodios de la estampida de los bisontes alienígenas y sobre todo el del ataque de los tiburones de las dunas a la estación científica, episodios que en ambos casos obligaban al arrestado Dredd a hacerse con un arma y tomar la iniciativa para proteger a la expedición ante la extraña ineficacia que mostraban los nuevos Jueces Robots. A modo de vistazo al futuro de la serie, los tiburones de las dunas, una especie de tiburones voladores que se movían también por debajo de las arenas del desierto, volverían a aparecer de nuevo en la serie, aunque esta vez en la propia Mega-City Uno (Progs. 1014-1016), planteándose entonces la necesidad de saber cómo habían llegado hasta allí unas criaturas originarias del planeta Hestia, lo que acabaría dando pie a una nueva macrosaga de Dredd en la Tierra Maldita: The Hunting Party (Progs. 1033-1049).
Adoptando ahora una
estructura directamente lineal que iba de una revista a otra, la parte central
del crossover aparecía sucesivamente en el 2000AD y en el Megazine, siendo la
que servía para dar título a la totalidad de la saga: Wilderlands (Las Tierras
Salvajes) que ahora seguía el orden de lectura que se correspondía con la
periodicidad en que salía cada revista, semanal en el caso del 2000AD y
quincenal en el del Judge Dredd Megazine, de manera que cada dos episodios del
2000AD, que era donde comenzaba esta parte de la saga, se insertaba a
continuación uno del Megazine. De esta manera Wilderlands aparecería desde finales de Septiembre a finales de
Noviembre en los Progs. 904 a 914
del 2000AD y en los Megs. 2.63 a 2.67,
comprendiendo un total de 16 episodios y 110 páginas que estaban a cargo de
Carlos Ezquerra (1-2, 4-5, 7-8, 10-11, 14, 16) y Mick Austin (13) los que
aparecían en el 2000AD, y de Trevor Hairsine (3, 6, 9, 12, 15) los que
aparecían en el Megazine.
Desde el punto de vista artístico, el dibujo de Ezquerra estaba muy bien, como de costumbre, pero también es verdad que ese dibujo acababa perdiéndose en muchas páginas a causa del coloreado por ordenador que el artista español utilizaba en toda esta parte del crossover, lo que trastocaba un poco el resultado final. Por otra parte, el áspero estilo tomado de Mike McMahon que Trevor Hairsine plasmaba en las páginas del Megazine, costaba un poco de asimilar al cambiar de un capítulo de Ezquerra a otro suyo. Por cierto, ésta era la primera vez que Hairsine dibujaba una historia a color, ya que todos sus trabajos hasta entonces habían sido a blanco y negro; de hecho, el propio artista llegó a comentar que tardó bastante en aclararse sobre el método de coloreado que iba a utilizar, ya que al principio decidió realizar a mano la totalidad de la primera entrega del crossover, pero le llevó tanto tiempo que no tuvo más remedio que cambiar de idea para poder cumplir a tiempo con el resto de entregas que le correspondían, de ahí las diferencias que se apreciaban en el trabajo a color entre esa primera entrega y las posteriores que aparecieron en el Megazine. En cuanto a la influencia de McMahon sobre el dibujo de Hairsine en esta historia, el propio artista también vendría a reconocer que estaba leyendo muchos trabajos antiguos de McMahon en esta época y que no se trató de nada intencional, sino que simplemente ocurrió así.
Desde el punto de vista argumental, la saga comenzaba con la partida de la nave Justicia 4 de regreso a la Tierra, tras haber fracasado la idea que McGruder tenía en mente de vender las nuevas unidades Mechanismo a los colonos de Hestia y de convencer a Dredd para que se mantuviese a su lado. Sin embargo, apenas habían llegado a despegar de la colonia espacial, cuando una misteriosa figura, cuya identidad no se llegaba a revelar, se introducía en el puente de mando y asesinaba a los pilotos antes de que la nave hubiese abandonado el planeta, provocando que ésta se estrellase en una de las zonas más inhóspitas y agrestes de Hestia, las denominadas Tierras Salvajes, una extensión de miles y miles de kilómetros habitada sólo por extraños seres alienígenas, criaturas salvajes y plantas carnívoras, cuyas duras y adversas condiciones climatológicas hacían casi imposible la supervivencia de los seres humanos en ella. Sin posibilidades de enviar un mensaje de socorro a la Colonia o a la Tierra, los veintiocho supervivientes de la catástrofe se enfrentaban a una muerte prácticamente segura si no conseguían ayuda de manera inmediata.
Con McGruder en coma a causa
del fuerte golpe sufrido al estrellarse la nave, las duras condiciones a las
que se enfrentaban los supervivientes obligaban a que fuese el arrestado Juez
Dredd quien asumiese la jefatura del grupo, a pesar de las reticencias de
algunos de los Jueces supervivientes que viajaban a bordo, siendo la propia
McGruder quien confirmaba el traspaso del mando a Dredd en un último intervalo
lucido antes de volver a perder el conocimiento. La saga, que se configuraba
así como una historia de supervivencia en condiciones extremas, tenía su principal inspiración en una serie bélica llamada Darkie´s Mob que el propio John Wagner había llevado a cabo a
mediados de los años setenta, junto al dibujante Mike Western, en la revista
semanal Battle Picture Weekly. En
ella, su protagonista, Joe Darkie, un capitán renegado del ejército británico,
comandaba a un grupo de soldados perdidos tras las líneas japonesas durante la
II Guerra Mundial, intentando sobrevivir todos ellos en las peligrosas junglas
de Birmania. En ambos casos se trataba de un grupo de individuos en un entorno
hostil con un líder muy duro tirando de los demás hacia delante, si bien la
acción se desarrollaba ahora en un planeta alienígena, siendo Dredd la figura
brutal que asumía el mando. El propio Wagner explicaba algunos años más tarde
que se trataba de un buen concepto que él creía que todavía podía llevarse un
poco más allá, sin necesidad de reciclarlo, pero sí usando algunas de las ideas
y aproximaciones a los personajes que había planteado en aquel entonces.
Sin duda alguna, el mayor
problema que presentaba esta parte del crossover se encontraba en el apartado
de la coordinación. El cambio de dibujantes entre los episodios de Ezquerra y
los de Hairsine al principio del crossover no estaba bien resuelto desde el
punto de vista narrativo, de manera que algunas escenas y argumentos se
repetían de manera innecesaria en ambas revistas, siendo a partir del décimo
capítulo, cuando el reducido grupo de Castillo partía en busca de la estación
científica abandonada y las tramas de Dredd y Castillo seguían líneas
argumentales independientes, cuando la coordinación entre el 2000AD y el
Megazine comenzó a funcionar mucho mejor. Por otra parte, el episodio en que
Mick Austin sustituía a Ezquerra en el 2000AD era otro desastre de coordinación
entre los dibujantes que Wagner tuvo que resolver a base de diálogos y elipsis
argumentales para que se pudiera entender lo que había sucedido.
Tras el anuncio, McGruder comunicaba también su decisión a los medios de comunicación, señalando su intención de escribir un libro y de comenzar una gira de conferencias centrada en sus experiencias como Juez Jefe de Mega-City, algo que no hace falta mencionar que es lo que había hecho también Margaret Thatcher un par de años antes tras anunciar su retirada oficial de la vida política.
Siguiendo la mecánica de
alternancia de los episodios entre ambas revistas, el segundo de los epílogos
tenía lugar a la semana siguiente en el Meg.
2.68 con Adiós al Jefe (Farewell to the Chief), el último
episodio perteneciente al arco argumental de Wilderlands que aparecería en el Megazine y que por cierto sería el
único en no ser incluido dentro de la primera recopilación de la saga que se
llevaría a cabo en el año 2001. Dibujado por el novel Cyril Julien, el episodio
de tan sólo nueve páginas se centraba de nuevo en la figura de la Juez
Castillo, la principal protagonista de los capítulos pertenecientes a la saga
que habían aparecido en el Megazine. Finalizando con este episodio la trama de
la joven Juez, Castillo abandonaba el puesto de asistente de McGruder y decidía
volver a patrullar de nuevo las calles de Mega-City Uno. Aunque algunos Jueces
no estaban muy seguros de su valía, su contundente actuación y el apoyo que le prestaba el propio Dredd en esa primera intervención
en las calles, disipaban todas las dudas sobre ella que existían entre sus
compañeros. Echando un vistazo al futuro, ésta no sería tampoco la última
aparición de Castillo en la serie, sino que volvería a reaparecer al año
siguiente en una de las macrosagas más recordadas y reconocidas por todos los
seguidores del Juez Dredd: El Pozo (The Pit).
El último epílogo que suponía la definitiva conclusión de la saga tenía lugar en los tres siguientes episodios del 2000AD que se publicaban a lo largo de ese mes de Diciembre en los Progs. 916 a 918, los dos primeros bajo el título de Los Candidatos (The Candidates) y el tercero con el título de El Día de la Votación (Voting Day). El primero de los episodios estaba otra vez a cargo de Mick Austin, que volvía a reemplazar con pobres resultados a Ezquerra, posiblemente para que éste pudiera entregar a tiempo los dos últimos episodios de la saga. Argumentalmente, se revelaban los cuatro candidatos que se presentaban a la votación: los Jueces Barbara Hershey, Paul Herriman, Ferd Plaski y Hadrian Volt. Sin embargo, como se descubría al inicio de este último epílogo de Wilderlands, alguien estaba muy interesado en que el Juez Dredd presentase también su candidatura al cargo y se convirtiese en el nuevo Juez Jefe de Mega-City, enviándole pruebas que comprometían la idoneidad de Plaski para el puesto, al haber tenido años atrás una hija fruto de un enlace no judicial con una civil.
Con Plaski fuera de la carrera, el anónimo informador de Dredd se ofrecía a quitarle de en medio al resto de candidatos si aceptaba presentar su candidatura. De esta manera, por primera vez en la historia de la serie, el Juez Dredd decidía presentarse también al cargo de Juez Jefe de Mega-City Uno, aunque en realidad fuese con el fin de atrapar al anónimo informante que pretendía alterar ilegalmente el resultado de la votación.Solucionado el problema con el color, los dos últimos episodios en los que de nuevo entraba Ezquerra estaban realmente bien, en la línea del espléndido trabajo que iba a desarrollar gráfica y narrativamente en los años que iban a venir a continuación, para muchos aficionados sus mejores años en la serie. Con el resultado de las elecciones como telón de fondo, la historia discurría con la investigación que Dredd llevaba a cabo y con la trampa que le tendía al misterioso informador, quien resultaba ser un Juez del SJS que creía que Dredd era lo que necesitaba la ciudad, concluyendo finalmente con el resultado de la votación, que sorprendentemente proclamaba que Hadrian Volt era el nuevo Juez Jefe de Mega-City Uno con una amplia diferencia de votos sobre el resto de candidatos; de hecho, como se revelaba al final de la historia, el propio Dredd había votado también por Volt, antiguo Jefe del Sector 53 que en dos años había conseguido reducir de manera notable el índice de criminalidad de uno de los sectores más conflictivos de la ciudad.Con este resultado, Hadrian Volt se presentaba a los lectores del 2000AD como el sexto Juez Jefe de Mega-City Uno que aparecía en la serie, tras los dos periodos de McGruder (2104-2109 y 2112-2116) y los periodos de Silver (2109-2112), Griffin (2101-2104), Cal (2101-2101) y Goodman (2058-2101). Sólo otros dos Jueces más habían desempeñado el cargo antes que ellos sin llegar a aparecer cronológicamente en la serie, aunque sí siendo mencionados varias veces dentro de su continuidad: los Jueces Fargo (2031-2051) y Solomon (2051-2058), el primero de ellos el denominado padre del sistema judicial y base del material genético del Juez Dredd. Por otra parte, representando a los Jueces más jóvenes que patrullaban las calles y partidaria de algunas reformas que los más veteranos consideraban demasiado liberales, también es necesario mencionar que ésta era la primera vez que la Juez Hershey se presentaba oficialmente a un cargo que en el futuro iba a llegar a ocupar hasta en dos ocasiones, al igual que McGruder, aunque ahora se limitaba a formar parte de nuevo del restituido Consejo de los Cinco que Volt volvía a instaurar tras jurar el cargo.
Comprendiendo finalmente un
total de 31 episodios y 218 páginas distribuidas entre el 2000AD y el Megazine,
Wilderlands había acabado siendo una
macrosaga de gran importancia para el contexto argumental de la serie, que era
lo que se había prometido editorialmente, aunque no puede decirse que hoy en
día esté considerada como una de las grandes sagas del personaje. A pesar de
todo, tampoco sería justo considerarla como una macrosaga fallida,
especialmente si se tiene en cuenta lo bien que manejaba Wagner en ella a dos
personajes tan suyos como Dredd y McGruder. Los inconvenientes de coordinación
en la parte central del crossover y el problema del color que presentaban
algunas de las páginas de Ezquerra, es cierto que debilitaban las expectativas
que había despertado la saga, pero no es menos cierto que servía para cerrar de
una manera convincente todas las tramas que Wagner había estado desarrollando
durante los dos últimos años en las páginas del Megazine, añadiendo además
nuevas dimensiones al universo de Dredd y explorando diferentes situaciones que
se podían considerar como grises desde un punto de vista ético, sobre todo en
cuanto al comportamiento y al código de conducta de Dredd y a su relación con
McGruder. De todas formas, a la hora de hacer cualquier valoración de la saga,
tampoco puede ignorarse que John Wagner nunca ha sido demasiado partidario de
hacer este tipo de crossovers, considerando que muchas veces fuerzan la
historia hacia caminos por los que el escritor realmente no quiere llevarla. En
este sentido, Wagner no perfeccionaría la técnica a la hora de escribir este
tipo de historias hasta el tercer y último crossover que aparecería entre ambas
revistas: El Escenario del Juicio Final
(The Doomsday Scenario), la gran
macrosaga de Dredd que tendría lugar en el año 1999.
Mientras todo esto tenía
lugar en Mega-City Uno, la exjuez Cassandra Anderson se dedicaba a vagabundear
por el espacio exterior en una nueva saga de 11 episodios escrita por Alan
Grant (Megs. 2.50-2.60), cuyo título
era el mismo que el de la conocida novela de la actriz Carrie Fisher llevada al
cine en 1990 por el director Mike Nichols: Postales
desde el Filo (Postcards from the
Edge). La saga, que transcurría de manera paralela en el tiempo a Wilderlands, constaba de 86 páginas y
consistía en una colección de historias cortas de ciencia ficción a cargo de
cinco artistas diferentes, para los que Grant escribía específicamente el
segmento de la historia que les tocaba dibujar a cada uno, un experimento que
como reconoció el propio Alan Grant, no llegó a gustar absolutamente nada a los
lectores. Los artistas invitados eran los jóvenes debutantes Steve Sampson (1,
10-11), Tony Luke (2, 8) y Charles Gillespie (3, 9), el veterano Arthur Ranson
(4) y el ilustrador asturiano Juan Jesús García (5-7) firmando como Xuasus, un
seudónimo difícil de pillar para los británicos al desconocer que el sonido de
la J en bable se escribe y se pronuncia como X.
La historia tenía su interés a efectos de continuidad, pero resultaba demasiado floja en todos los demás sentidos. Aunque el guión de Grant estaba ambientado en el viaje que la telépata había emprendido al espacio exterior, en realidad trataba sobre el viaje interior que Anderson llevaba a cabo como consecuencia de la crisis de identidad que estaba sufriendo, presentando una gran cantidad de monólogos que a veces resultaban excesivamente pretenciosos y faltos de alguna sustancia. En el apartado artístico, aun cuando el episodio dibujado por Ranson era magnífico (una especie de leyenda sobre el origen de la nebulosa Cabeza de Caballo que Anderson escuchaba contar a uno de sus compañeros de viaje), los episodios dibujados por Steve Sampson y Tony Luke resultaban excesivamente psicodélicos, por llamarlos de alguna manera, puesto que en realidad son difíciles de describir. En el caso de Luke, su estilo se basaba en la manipulación de fotografías a través de programas de ordenador con escaso protagonismo del dibujo en sí. Sampson, por el contrario, también trabajaba a partir de referencias fotográficas, pero a diferencia de Luke había mucho más trabajo de dibujante en sus páginas, destacando la utilización de campos de color muy densos y una forma muy particular de dibujar el cabello de sus protagonistas femeninas, a las que sabía dotar además de una sensualidad que le llevaría a ser muy bien acogido por los lectores de la época. El trabajo de Sampson en estas primeras historias resultaba en todo caso manifiestamente mejorable, pero también es cierto que con el paso del tiempo acabaría mejorando mucho como artista, especialmente cuando decidió abandonar la utilización de modelos fotográficos como base de su estilo de dibujo. Además, también es justo reconocer que su trabajo tuvo siempre un cierto toque de sofisticación que igualmente iría mejorando de manera notable con la práctica.
Desde el punto de vista
argumental, la saga estaba contada a modo de cartas que Anderson enviaba a
algunos de sus antiguos compañeros de Mega-City (la que le enviaba a Dredd en
el primer episodio tenía su gracia, especialmente porque cómo Anderson le decía
al final, sabía de antemano que éste iba a romperla sin ni siquiera llegar a
leerla), siendo el arco de tres episodios dibujado por Xuasus el que presentaba
un mayor interés, toda vez que significaba el reencuentro de Anderson y Orlok
tras lo sucedido en El Fin de la
Infancia (Megs. 2.27-2.34). Cómo
se descubría en la historia, que básicamente consistía en una crítica nada velada
a las matanzas étnicas que los serbios estaban llevando a cabo en Bosnia
durante la Guerra de los Balcanes, no sólo había sido Anderson la que había
resultado profundamente afectada por la experiencia sufrida con los Anunnaki,
sino que Orlok también detestaba ahora toda su vida anterior y había emprendido
una guerra a muerte de un solo hombre en el planeta Zerbia, luchando a favor de
quienes habían sido segregados por sus impurezas genéticas frente a sus
opresores fascistas. En todo caso, el lazo psíquico que Anderson y Orlok
compartían después de su experiencia en Marte les unía ahora de una manera muy
especial que iba a tener sus consecuencias en el futuro, durante otra de las
grandes macrosagas de Dredd en la que ambos aparecerían también como coprotagonistas,
la anteriormente mencionada El Escenario
del Juicio Final.
Con todo, lo más
significativo desde el punto de vista editorial ocurría en el episodio final de
la saga, en el que Anderson tenía una visión propiciada por la última bruja
viva del planeta Tartini, quien por cierto, dibujada por Steve Sampson, mucho
aspecto de bruja no tenía. En esa visión, un águila similar a la que los Jueces
de Mega-City llevaban como ornamento en las hombreras, y que no dejaba de ser
el emblema más representativo de la ciudad, era atacada en pleno vuelo por una
especie de pterodáctilo que se asemejaba al que el Juez Muerte presentaba
también en su uniforme, siendo un gigantesco murciélago el que acudía en su
auxilio y le ayudaba a salir con vida de la difícil situación. Comprendiendo,
al igual que todos los lectores, lo que aquella visión venía a significar,
Anderson daba por finalizada su odisea espacial y decidía regresar lo antes
posible a Mega-City Uno para intentar salvar miles de vidas, el propósito que
al final daba sentido a su existencia.
Teniendo en cuenta que el año
anterior había sido anunciada para finales de ese año la publicación de Morir de Risa, la esperada secuela de Juicio sobre Gotham que había quedado
aplazada, Alan Grant decidió cortar la saga espacial de Anderson en ese punto
para no contradecir a efectos de continuidad la aparición que la Juez Psíquica hacía
en ese anunciado crossover entre Batman y el Juez Dredd, de ahí la visión que
tenía Anderson y lo que simbolizaban el águila, el murciélago y el pterodáctilo
del Juez Muerte, en claro anuncio de lo que supuestamente iba a tener lugar en
unos meses. Sin embargo, para gran sorpresa de todos los implicados, Alan Grant
incluido, ese supuestamente inminente crossover que iba a ser publicado en las
navidades de ese mismo año, aún tardaría cinco años más en ver la luz. Con el
consiguiente cabreo de Alan Grant por tener que haber cortado la saga de
Anderson a causa de un crossover que no iba a aparecer, al escritor no le
quedaría más remedio que justificar de otra manera el regreso de la telépata a
Mega-City Uno y a afrontar de otro modo su reencuentro, o mejor dicho su
desencuentro, con el Juez Dredd, lo que llevaría a cabo a través de tres sagas
sucesivas que se acabarían presentando al año siguiente en las páginas del
Megazine, con el mismísimo diablo, o al menos un alienígena que afirmaba serlo,
amenazando a toda la megaciudad.
Una vez finalizada la trama de Wilderlands y la odisea espacial de Anderson, el año 1995 iba a traer por fin consigo la primera película que Hollywood le iba a dedicar al Juez Dredd, con una gran estrella como Sylvester Stallone en el papel protagonista. Como es sabido, la película acabaría suponiendo una decepción entre los seguidores más fieles del personaje, y además, por si fuera poco, la crítica la acabó destrozando; pero sin embargo, siendo prácticos, lo cierto es que la película y la promoción que hubo a su alrededor no le vinieron nada mal ni a la popularidad del Juez Dredd ni a la del 2000AD, llamando la atención sobre el personaje de muchos jóvenes aficionados al cómic que antes de que se estrenase ni tan siquiera conocían su existencia. Y además, como iremos viendo, lo iba a hacer justo en el arranque de lo que a lo largo de los años siguientes acabaría siendo una de las mejores épocas en la historia editorial del Juez Dredd, con lo que no todo acabaría saliendo tan mal como pareció en un primer momento, al menos para el mundo de los tebeos.
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